Derribar barreras y prejuicios para que la mujer y el hombre puedan ocupar espacios no tradicionales. Y para que haya equidad entre ambos. Esa es una de las columnas vertebrales de talleres de formación para formadores en igualdad de género y otras iniciativas que se están llevando a cabo en el país y también en Villa María.
“Los programas de formación son un punto muy fuerte entre las políticas del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social. Cuando uno ve la distribución de varones y mujeres en los cursos de formación se evidencia que se repite y se reproduce lo que sucede socialmente. Las políticas no son neutras y si uno no hace una acción específica siempre se reproduce lo mismo. Entonces, la mujer hace el mismo tipo de curso, los varones otros y la segmentación y los estereotipos dan lugar a que ellas se concentren en lugares de trabajo dentro de los servicios y, dentro de los mismos, en el trabajo doméstico”, analizó, entrevistada por EL DIARIO, Cristina Antúnez, la coordinadora de Equidad de Género e Igualdad de Oportunidades del Trabajo de la cartera de trabajo nacional.
La funcionaria explicó que ante el cuadro citado “empezamos a pensar que desde una perspectiva de género podíamos hacer una especie de demostración más fuerte, usando los oficios no tradicionales para mujeres. Lo hacemos en conjunto con la Dirección Nacional de Formación Profesional”.
“Con recursos de esa área nosotros apoyamos con ciertos dispositivos esta elección que hacen las mujeres de un oficio no tradicional. Es decir, hacemos un taller de género previamente y un acompañamiento en toda la capacitación. Ocurre muchas veces que ellas se interesan por un oficio y luego son una minoría dentro del curso, y no están educadas ni tienen internalizadas cosas como en el caso de la mecánica, la que le es un área ajena porque siempre fue masculina. Así, hacen el curso con varones y terminan rezagadas, además de que los instructores a veces no les tienen paciencia”, manifestó.
“En este mundo masculinizado las mujeres quizás no se animan a preguntar y el mismo entorno (familiares y amistades) no las acompaña en su determinación”, advirtió.
Antúnez remarcó la importancia de llevar a cabo un trabajo de reflexión en donde se “plantean otras cosas y las acompañamos en la capacitación, generándoles una posibilidad de salida, es decir que esto no sólo quede en el curso en sí sino generando una posibilidad de inserción laboral”.
De lo contrario, sin un empleo, “nos parece que la cuestión termina siendo más frustrante, porque dejás a la mujer sola golpeando la puerta para insertarse en un oficio en que la van a mirar diferente”, recalcó.
Una de las fases de formación es la de mecánica de motos, que se desarrolla en tres localidades del conurbano bonaerense, en Villa María y Salta.
Previamente se realiza el taller de género citado, el que pretende “derribar todas las barreras” y en la que “queremos un cupo de mujeres que esté cubierto”.
La convocatoria estuvo abierta para todos, sin embargo sólo asisten dos varones (y 18 mujeres). “Un hombre sensibilizado y diciendo las mismas cosas que decimos nosotras tiene un efecto mucho mayor”, destacó.
Por su lado, Antúnez declaró que el hombre también tiene obstáculos para acceder a la equidad, más que todo en cuestiones vinculadas a su vida privada.
“Si en el trabajo dice que se va al médico para llevar a su hijo, lo miran como diciendo: ¿no tenés mujer? O no puede faltar si el hijo está enfermo porque pareciera que sólo la mujer tiene atribución para hacerlo”, graficó.