El legislador provincial Aurelio García Elorrio presentó un proyecto de ley por el cual propone la creación de un Organo de Control Específico de la actividad lúdica de la provincia. Según adelantó a EL DIARIO, lo que quiere con esta iniciativa es incrementar la carga impositiva a la actividad lúdica, con fondos destinados a la acción social, por un lado, y crear un organismo oficial que no dependa del Ejecutivo y que ejecute un control más cerrado sobre el juego.
El integrante de la unicameral resaltó que se comprobó que los efectos de la actividad lúdica sobre las clases de menores recursos “no mejora su situación” y que también es una herramienta para lavar dinero.
“No hay control sobre el dinero que circula y genera el juego”, afirmó. También especificó que estudios efectuados en Estados Unidos revelaron que a partir del séptimo año de la instalación de centros de juego en una zona, el número de quiebras personales y casos de violencia familiar y la tasa de divorcios y de criminalidad aumentan perceptiblemente. Y lo emparentó con lo sucedido en San Francisco (la ciudad cordobesa), donde se registraron varios suicidios.
Como se conoce, el juego en Córdoba se reparte entre la Lotería provincial y una firma privada, a la que se concesionó la explotación de las máquinas tragamonedas, un negocio que lo posee por 25 años la Compañía de Entretenimientos y Turismo SA (CET), controlada por el Grupo Roggio.
Elorrio planteó que hasta que se ponga en funcionamiento el órgano que pretende crear, debiera incrementarse de manera preventiva en un 100% los impuestos vigentes del rubro.
En cuanto al organismo a concretar, solicitó que esté conformado por representantes de las universidades nacionales de Villa María, Córdoba y Río Cuarto y que sean un contador público nacional y un médico o licenciado con sobrada experiencia en el tratamiento de las adicciones.
El órgano controlará el plexo normativo vigente, en relación a los juegos de azar en la provincia y el seguimiento de la evolución del impacto social del juego en la comunidad.
En el proyecto de ley señaló que los integrantes del cuerpo de control podrán requerir a las personas que operen la concesión del juego todo tipo de documentación e información que consideren necesaria.
García Elorrio recordó que los casinos, tragamonedas y bingos tuvieron su auge con la Presidencia de Carlos Menem, “cuando se encontró el resquicio para los casinos ‘flotantes’ de la española Cirsa y, desde la Gobernación bonaerense, Duhalde abrió el camino a Codere al habilitar el casino de Tigre para la empresa Boldt, otro gigante de las apuestas”. Luego, con los Kirchner en el poder, el empresario Cristóbal López comenzó a cubrir distintos puntos del territorio nacional, cuando “hasta el momento, y en este rubro, sólo cubría el extremo sur argentino”. “Hoy, esta particular industria no ha encontrado aún su tope, entrelazándose constantemente con el ámbito político y social de una manera más que evidente”, apuntó entre sus fundamentos el legislador cordobés.
El funcionario remarcó que Argentina es el mayor mercado de América Latina para el negocio de las apuestas y que según el diputado nacional de la Coalición Cívica Fernando Sánchez, el juego mueve entre 40 mil y 80 mil millones de pesos al año. “En los últimos veinte años, el juego creció de modo exponencial. El vacío informativo y el desbarajuste regulatorio dificultan los datos exhaustivos; no obstante, el número de casinos se aproxima a los 150, mientras que el de las salas de bingo y tragamonedas supera la doble centena”, especificó.
Recordó que en 2008, el Gobierno de Juan Schiaretti impulsó un aumento del 80% de la cantidad de máquinas tragamonedas que funcionaban en la provincia: de 3.000 pasarán a 5.400. Y que la Gobernación de Ramón Mestre sentó las bases para legalizarlas y José Manuel de la Sota las concesionó en 2002. Se arrancó con 1.000 máquinas, se instalaron 1.350 y a los dos años eran 3.000. Ahora, Schiaretti las llevará a 5.400.
“Junto con ese crecimiento se catapultó un mal que va asociado con los locales que albergan a las máquinas: la ludopatía. Un obispo del norte cordobés en su momento dio un crudo testimonio de quiénes son los jugadores: ‘Cuando paso por allí, lo que yo veo son bicicletas’”, advirtió.