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El artista le dedicó canciones a Juan Alberto Badía |
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Treinta años de festejo en Córdoba. Así se vivió el jueves en el Orfeo la actuación de Alejandro Lerner que festejó a lo grande sus tres décadas con la música y -ante casi cinco mil cordobeses que asistieron- con un cierre a pura tonada.
El principio fue el Currículum de Alejandro en unos cinco minutos, para asegurar que si uno pensaba que es un músico tremendo, con todas las cosas que hizo lo tremendo es chico. Si bien la última parte, para quien escribe, no convence por verlo en un reality no entra en la discusión. Porque criticarle que sea jurado en un programa que no a todos gusta, es quedarnos en lo superficial. Y si usted pensaba que Alejandro era groso, se lo afirmo. Lo es. Y mucho.
El tiempo comenzó a correr y Por un minuto de amor dio la bienvenida al público. Benjamín que se sentó a mi lado me dice: “Escucha que bien que suena la banda”, por más que sabía que quería decir “admiro a este ser por tocar el piano de la forma que lo hace”. Porque si hubo un protagonista en la noche fue el piano y sus manos. Entonces habría que hablar en plural, pero no. Porque en conjunto se forma en una sola cosa, que no podría definir. Sólo apreciar.
Algo de mi en tu corazón, Mira hacia tu alrededor, para luego agradecer por tanta gente un jueves y avisar que iba “para largo”. Hay algo que te quiero decir, Cuando estoy lejos de ti, Cuando te hago el amor, se iban enumerando mientras los saludos por los treintas años no tardaban en llegar. Air Supply, Armando Manzanero y Alan Parsons fueron pasando en las pantallas para hacernos saber que quien estaba ahí no era un cuatro de copas.
Verte sonreír, La isla de la buena memoria -uno de los momentos más emotivos de la noche- en homenaje “a los caídos en Malvinas y a los que regresaron, pero se transformaron en un documento”, para luego pedir perdón y que no se repita. Las canciones de protesta siguieron y cuando todo parecía que llegaba Indulto, cantó Carta por la dignidad del hombre en honor a la voz y al alma de Mercedes Sosa y para que “el pueblo se pueda hacer escuchar”. Campeones de la vida, Sueños de elefante, Juego peligroso, Llueve, Amarte así, Después de ti -himnos lernenistas- iban paseando por la noche y por el Orfeo, para que demostrara que esos 30 años se podían entregar de la mejor forma. Con música.
El Lerner cordooooooooobé
No hace falta que lo digas, Juntos para siempre, y él que está sólo frente al piano. No hace falta nada ni nadie más. Nena Neurótica y Costumbres argentinas llevan el rock a la noche y a Fabricio Rodríguez, “el hijo de Córdoba” que lo acompañó con su armónica.
Pero las compañías no pararon. Una muy especial y que provocó el nudo en la garganta de todos fue la de Juan Alberto Badía que, por más que no esté con nosotros, se muestra más vivo que nunca en el vídeo y Alejandro que le canta Todo a pulmón y se emociona.
Cuando la noche parecía que se iba con esa nostalgia, llegaron los bises y el ritmo. Y por sobre todas las cosas lo más cordobés. Con su atuendo particular y con la admiración que genera se subió La Mona Jiménez. “Si La Mona viene a cantar a mi escenario, ya estoy feliz, hecho y con una de las mejores cosas que me pasaron en mi carrera” comentó Alejandro antes de que Goma de mascar sonara y moviera a los presentes.
El final fue a pura fiesta. Volver a empezar, el éxito por excelencia de Lerner cerró la noche. Pero el detalle es que fue “cuarteteado” y se transformó en la frutilla del postre. En el mejor final. En la sorpresa que todos querían. En la sonrisa de Lerner. Y Alejandro para seguir con eso fue la sonrisa del piano y de los cordobeses que lo fueron a ver.
Juan José Coronell
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