Hamlet Lima Quintana escribió que hay “gente necesaria”. En ese bello poema cuenta que hay gente que “con sólo empuñar una guitarra/hace una sinfonía de entre casa. Hay gente que con sólo abrir la boca/llega hasta los límites del alma”. Tranquilamente eso podría haberlo hecho para Jorge Fandermole, este santafesino que en los 80 fue uno de los pioneros de la Trova Rosarina. Con un currículum inmensamente envidiable, una de sus características más importantes es que cuenta historias cotidianas. Diciendo muchas cosas sin contarlo todo, para que aquel que lo escuche reflexione.
El show comenzó pasadas las 21.30 haciendo la entrada con las luces prendidas, como si paseara por su casa. No estaba solo, dado que Marcelo Stenta en la guitarra y Fernando Silva en el bajo y violoncello se encargaron de ser su compañía en ese recorrido que llevó a cabo. Vale aclarar que Silva es docente titular en la Licenciatura en Composición de Música Popular en la UNVM.
Los primeros temas fueron “Aquí está la marcha” (que habla de “la vitalidad y energía que perdemos con el tiempo y negándonos a ello”), “Alunados” (contando esa “fascinación que tenemos con la luna”), “Ay deseo”, “Lía”, “Necesitaría” (“otro tema de amor, porque es muy tentador escribir sobre eso”, acotó), “Chamarrón de proa”, “Puerto pirata” (único tema con coautoría de Lucho González), “Mala hora” y “Cabo de Santa María”.
Luego llegarían “Solo”, “Lo que usted merece” (dedicada a su hijos) y “Diamante”, antes de repasar sus temas “más conocidos”, esas verdaderas obras de arte. “Cuando uno hace un repertorio se encuentra frente a una enorme arbitrariedad porque tiene que hacer canciones nuevas y viejas. Por ahí no entran todas, entonces ése es el dilema de los repertorios. Este es un tema viejo y algunas cosas cambiaron, por ejemplo los árboles no están más”, comentó previo a la interpretación de “Canción del pinar” y “Cuando”, que popularizara Juan Carlos Baglietto.
El tramo final contaría con una canción homenaje a “La luna y Juan” (dedicado a Luna Monti y Juan Quintero) y a las aplaudidas “Sueñero” y “Oración del remanso”. “Yo canto versos de mi sentir/y los condeno a sobrevivir (…) Y fuerte canto, canto; no sé más qué hacer en esta tierra incendiada sino cantar”, canturreaba sobre el público presente.
Juan José Coronell