La cosa es más o menos así. En Villa María hace ya unos siete años funciona en un mismo lugar un reducto de la cultura rock denominado Mundoº. En ese espacio han convivido las expresiones más disímiles, principalmente hablamos del rock como elemento constitutivo, pero la amplitud de criterios ha hecho que, entre esas paredes, se escuche un reggae, una cumbia o los ritmos pegadizos esgrimidos por algún deejay.
Le sumamos a eso la impronta plasmada por un sinnúmero de artistas villamarienses, que nutrieron aún más la propuesta con el desarrollo de actividades de distinto tipo; así el teatro independiente mostró lo suyo, los pintores embellecieron el lugar y expusieron sus mundos creados a pinceladas, se realizaron ferias de discos independientes difícilmente conseguibles por otros medios, hubo muestras fotográficas y otras tantas empresas realizadas con el mayor de los esfuerzos de jóvenes, que sin un mango forjaron ese espacio todo este tiempo.
Esa continua dedicación dio frutos estos años, llegaron a la ciudad muchas bandas y artistas del underground; que traducido al castellano básico, serían esos muchachos que hacen música o algún otro tipo de expresión que le gusta a muy poca gente (“los raritos”, póngale el rótulo que usted quiera). Además de ellos vinieron otras grandes agrupaciones musicales que en su paso a Córdoba o Buenos Aires recalaron en esta ciudad para ofrecer excelentes shows. Esto fue constante, como la energía inagotable de estos jóvenes. Villa María se convirtió así en una parada obligatoria para la música y para el arte más diverso.
Mundoº Bar sufrió en reiteradas ocasiones clausuras por diversos motivos, pero siempre se levantó de esa caída y caminó de nuevo. Recientemente con la sanción de la Ordenanza Municipal 6.539/2012 que regula los espectáculos públicos, a Mundoº le cortaron las piernas. Los diversos artículos fueron un hachazo certero que le imposibilita seguir caminando. Por ese motivo, un grupo de jóvenes se contactaron con nuestro suplemento para manifestarse. Cada opinión se transforma así en un tirón, en un intento de levantar ese mastodonte de ladrillos, para que vuelva a erguirse… para que siga dando sus pasos… para que no muera.
Esperemos que así sea.
Por Darío Falconi
Fotos de Pablo Costantino Felipe
eldiariocultura@gmail.com
A QUIEN CORRESPONDA
Por Costanza Rinaldi
Como una ciudadana más, con derecho a decir lo que pienso, quiero comentar mi inmensa indignación con respecto al cierre de Mundoº. Quizás desde la Municipalidad consideren tener “motivos más que suficientes” para darle una vuelta de llave a sus puertas, basándose en sus leyes y en intereses propios que poco tienen que ver con la “promoción de la cultura”; pero hay mucha gente (…y cuando digo mucha, es MUCHA, en serio) a la que más que cerrarles el bar, les cerraron las puertas para poder mostrar lo que más aman hacer, sin tener que pagar por eso.
Más que un bar era un espacio artístico y cultural, donde si tenías una guitarra, un par de temas y algo de ganas, podías sentarte a tocar y que la gente te escuchara. Escuchabas la música que querías, que lamentablemente no es la música de moda, y por lo tanto en ningún otro lado pasaban. Vinieron bandas importantes también… y no es sólo una cuestión musical. Hubo exposiciones de fotos, se pasaron vídeos, obras de teatro, fiestas, muestras… todo hecho por nosotros.
Mundo era cultura. La cultura verdadera, no la que nos intentan vender con el Costanera Rock y el homenaje a Gustavo Cerati. Está todo bien, pero no me interesa que un mes al año hagan algo más o menos interesante por el rock, por la música y por las bandas (que de hecho siempre hay quejas de las bandas locales por el maltrato de los organizadores), si el resto del año no tenemos donde hacerlo. Me parece bastante hipócrita que sea una cuestión plenamente lucrativa, donde son ellos los únicos beneficiados, pero que argumenten que es un apoyo a la cultura local.
Repito, no me interesa comprar nada de eso. Y no soy la única.
Si el problema es una cuestión edilicia, y la Municipalidad de Villa María está “tan interesada en la cultura local”, no estaría mal que nos den un lugar donde podamos conservar todo esto, ¿no? ¿O cuál es el problema? ¿Drogas? ¿Alcohol? ¿Menores de edad? Me gustaría que se den una vuelta por los boliches/bares de Villa María y Villa Nueva o que recorran los barrios a cualquier hora del día… No es una cuestión de Mundoº. Es una cuestión social, que no está buena, pero que no es exclusiva de Mundoº. No caigan en el prejuicio, por favor.
Somos muchos los que estamos reclamando por algo que consideramos injusto.
Nos gustaría ser escuchados.
MI MUNDO Y EL DE TANTOS
Por Rodolfo Schmidt
A mis 12 años fui por primera vez, acompañado por un amigo (el Pepo) a Mundo, ahí conocí que la música se sentía más allá de mi pieza con mis discos y alguno que otro gran recital, Ahí conocí gente de primera, amigos, bandas de todo el país con los huevos de los que empiezan desde abajo. Nunca tuve un problema en ese Mundo.
No comprendo a la política de Villa María, de querer cerrar el único lugar que pone todas sus fuerzas para que el rock crezca y se dé a conocer.
Si recorrieran Córdoba en su totalidad no encontrarían en ningún rincón de la provincia un lugar como Mundo. Viviendo en Capital, muchos chicos del palo, me preguntan ¿es cierto que hay muchas bandas y mucha movida de rock en Villa María? Y sí, yo les digo que sí, y eso es posible porque hay un lugar que se preocupa y siente la responsabilidad de dar un escenario para difundir y acompañar. La comunidad de Mundo no se compara con nada, hay fraternidad y cuidado.
¿Les molesta los menores de edad? Les comento que muchísimas bandas están compuestas por menores. ¿Está mal que un pibe, una piba, quiera escuchar música, conocer, hacer amigos? El rock no es sinónimo de destrucción, de drogas y esas pelotudeces. Es construcción de una sociedad más justa, más armoniosa, más crítica. A lo mejor es eso lo que les molesta, que la juventud crezca en un espacio cultural (mejor un Mundo cerca de un colegio, cerca de la Muni, que un casino ¿no?).
Y no vengan a decir que hacen movidas municipales, porque son toda una cagada. Mundo, el único lugar donde se vive el rock. Porque todos sabemos del poco apoyo que les dan a las bandas de la ciudad, si viene una banda grande al Costanera Rock, woow todo el despliegue ¿y los de acá?
Llevar Mundo a otro lugar, lejos, por qué, en mundo no hay destrucción, la gente va a escuchar música, no a emborracharse, mundo no es un boliche, es un templo, templo de rock.
Siete años en el mismo lugar, un lugar accesible para la gente de todas las edades y que no jode absolutamente a nadie. Un lugar en el que todos a su manera depositamos fuerzas y amor para que creciera.
Un abrazo gigante para todos.
Municipales media pila.
NOS, LOS QUE NOS MOVEMOS EN EL ARTE INDIGENTE
Por José Azócar (ex flogger)
ORDENANZA Nº 6.539
Art. 29°.- Definición de rubros:
b. BAR: Denomínese como tales a los locales en los que se expendan bebidas calientes y/o frías, alcohólicas y/o analcohólicas, pudiendo expender también emparedados, masas, postres y/o demás productos conexos, en los que se transmita solamente música ambiental y en donde no se permita el baile entre los asistentes. Se entiende por música ambiental aquella que no supere los 50 db. Tipo “A” dentro del local en cuestión y que es propagada por equipos musicales que no necesitan de disk jockey para su emisión.
Podrán realizar actividades culturales, debidamente solicitadas y autorizadas por el DEM.
Villa María te amo, pero… una pregunta: ¿estás intentando erradicar el arte indigente?
No vendría mal sincerarse… dentro de los bulevares existimos seres que caminamos, algunos tendremos otro tipo de modalidad de transporte, pero preferimos caminar, caminando te contemplamos más detenidamente.
Y a veces pasan cosas impredecibles, a mí criterio hermosas, te cuento, por ejemplo, lo que pasó el sábado pasado en el bar del pecado.
Pocos materiales: tres tubos fluorescentes de luces de neón, paredes recubiertas con tela negra, nailon flúor (que no sé bien cómo se llama) hélices voladoras hechas con papel, globos negros, algo de maquillaje y témperas fluorescentes… ¡ah! y mi equipo de música de 30 watts de potencia, modelo 1994 (lo único que funciona de ese equipo es la potencia y la radio).
Con ese poco presupuesto, más los ingredientes humanos de otro planeta como D.J. Braile ambientando con su música y la hermana Sor Rita dándonos su bendición y una charla sobre la educación de eso (educación sexual)… nada más que con eso… un grupo de gente linda, en todo sentido, se divirtió por un rato, se pintó, pintó las paredes, bail…. no no... no bailó… se movió casualmente con algunos movimientos que sincronizaban bastante al ritmo de la música de D.J. Braile. Pero no bailó… eso no está permitido.
A qué voy… a que se ve que ese tipo de cosas que suceden por debajo de lo que vos tenés bien visto como la “correcta cultura”, no te queda bien. Y claro… no combina con el masivo Festival de Peñas… ni con los consagradísimos artistas que puedan venir al Anfi o al Verdi, tampoco combina con los fuegos artificiales de fin de año, no combina con el casino… en fin, lo que nosotros manejamos es un presupuesto de artistas indigentes al lado de todo ese lujo.
Sin embargo ese arte indigente, que necesita tan poco, es fuerza pura de creación: Juan Pablo (que esta vez fue Sor Rita), es una máquina de crear personajes y compartirlos en cualquier espacio donde le den lugar, incluso en su propio departamento. Iván (esta vez como D.J. Braile) es un adicto a la música. Conocedor de la música de siempre, pero también de la emergente y con las ganas de transmitir la adrenalina que provoca lo nuevo que se está creando en el mundo (gracias Internet).
Junto a seres como Iván y Juan Pablo y artistas con un gusto particular, también existen bandas perdidas en el mundo del rock (muchos menores de edad) que día a día componen canciones propias con el único propósito de liberar lo que les dicta la capacidad de expresión que poseen.
Pero claro, el exceso de libertad de expresión puede provocar desviaciones y hay que controlarlo… con tus ordenanzas lo estás logrando… tal vez algún día maduremos y lleguemos a comprender que lo correcto es lo que vos nos querés imponer como cultura. Tal vez… mientras tanto… Gracias por cuidar nuestra seguridad y nuestra conducta, gracias… a veces no podemos cumplir tus ordenanzas… y es porque a nosotros nos gusta el riesgo de vivir y caminarte, nos sale así. Sí, querés que nos vayamos lejos… no creo que nos movamos en remise, no es lo mismo, pero puede ser una opción, ya que no te quedamos bien.
Exitos con “tu arte” y “tu cultura”, amada V.M.
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