La relevante trayectoria de Antonio Sobral, así como el papel de la masonería en la ciudad fueron los temas predominantes en el encuentro de ayer en el Instituto Municipal de Historia.
Con la consigna “Educación y arquitectura de otros tiempos”, la entidad que preside Horacio Cabezas convocó a varios vecinos a contar pasajes del pasado local.
El primero en animarse a dejar su comentario fue el locutor y periodista Miguel Borsatto, quien resaltó el desarrollo educativo de la urbe, mencionando como ejemplos "y con orgullo", que su hijo mayor se graduó el sábado como ingeniero químico y su hija menor, con capacidades diferentes, cursa el primer año de la secundaria, ambos en Villa María.
Uno de los que más habló fue Miguel Angel Gómez Maciel, un familiar de Antonio Sobral y del párroco de la Inmaculada Concepción Bernardino Maciel, así como del intendente Fermín Maciel.
Como señales de la trascendencia de Sobral, se hizo notar que el escritor Jacinto Benavente recibió la noticia de que lo nombraban premio Nobel de Literatura, cuando estaba de visita en la Escuela Víctor Mercante. También, que décadas atrás, treinta becarios de la OEA vinieron a Villa María para conocer de cerca la experiencia pedagógica de dicha escuela.
En cuanto a la masonería, se destacó la labor en conjunto de las sociedades secretas con el sacerdote Pablo Colabianchi, lo que dio vida al Hospital Pasteur.
Muchos edificios de la ciudad conservan señales de la influencia masónica, entre ellos la propia sede del Instituto Municipal de Historia, algunas tumbas de La Piedad y el monumento a Rivadavia.
El instituto histórico pidió a la población que se acerque a su sede para relatar o brindar documentación sobre la historia ciudadana.
Mañana, las autoridades estarán sesionando desde las 17. La velada en la sede de Cárcano y Alighieri, matizada con café, gaseosa y masitas, se vio empañada por la mala acústica del bello local de barrio Los Parques.