Incursionar en el mundo de la moda no nos relega a pasearnos por una pasarela. ¿Qué es lo que nos atrae tanto de un fenómeno tan efímero?

DICCIONARIO PARA ELLA Y PARA EL
La moda hace referencia a lo momentáneo, un período relativamente corto en donde los objetos toman protagonismo y nos exceden. Una temporada que eventualmente coincide con dos estaciones del año. Pues, se encuentra dentro de un proceso más extendido que se denomina tendencia, el cual puede durar entre cinco y diez años, -sin ánimo de retacear su amplitud temporal-.
Además, podríamos entenderlo como un artificio del consumo, aquello que nos lleva a necesitar algo profundamente banal, desde la perspectiva de algunos. Lo cierto es que todos esos objetos de los que renegamos nos permiten comunicar, son una manera de expresar, de producir un anclaje en este mundo igualmente pasajero y pasatista.
La no moda sigue siendo una moda. Aún las personas que niegan sentirse víctimas de este “fenómeno maligno” se ven inmiscuidos en él.
Un intelectual contemporáneo, Gilles Lipovetsky, en su libro “El imperio de lo efímero”, trata de desentrañar este elemento central del consumo; entre las múltiples definiciones a las que hace alusión hay una especialmente descriptiva, “es una institución excepcional, altamente problemática, una realidad sociohistórica característica de occidente y de la propia modernidad”.

EL MANDATO DE SER ECLECTICA/O
El consumo parece envolvernos, pero lejos de atemorizarnos, asistimos a él con quietud. La moda ampara dicho fenómeno y en ella nos escudamos para buscar una identidad. Aquí se plantea la mayor paradoja.
Por lo general sirve para estandarizar comportamientos -todos nos vestimos igual durante el tiempo que prevalezca lo que “se usa”. Esto es muy notable en los grupos de pares que se inician en la pubertad. Dicha tendencia se acentúa en la adolescencia, donde los marcos de referencia juegan un papel preponderante. Por otra parte, intentan distinguirse en el aglutinamiento en el que se ven inmersos. Pero esto, de todos modos, también tiene un objetivo, imponer la moda que después todos sus pares imitarán.
María Julia Fantini, estudiante de la Licenciatura en diseño de indumentaria de la Universidad de Morón con articulación en la Escuela “Roberto Piazza” de Córdoba, dijo: “Los diseñadores, no sólo los de ropa, diseñan para este sector social. Los adolescentes son hoy el mercado objetivo”. Y agrega que “hay un mensaje paralingüístico detrás de cada prenda que utilizamos”.
En verdad todos necesitamos comunicar y sentirnos integrados acudiendo a este tipo de recursos. Lipovetsky, en este sentido, es más escéptico y aclara que el individualismo intramundano propio de las sociedades modernas responde al ideológico de esta “era igualitaria”.
De este modo se pone de manifiesto nuestro eclecticismo, es decir, nuestro modo de juzgar u obrar sin tomar una postura determinante. En parte renegamos de la moda y el consumo por considerarlos frívolos, pero a la vez, estamos pendiente de la apariencia.
Por lo demás, la clave será entender qué es lo que realmente intentamos comunicar, sin utilizar las palabras.