Escribe: Daniel J. Cerutti
En un partido de trámite intenso pero sin contenido técnico apreciable, Rivadavia se llevó una merecida victoria como visitante; en labor convincente que, en el análisis integral, pudo ser mucho más significativa que el inexpresivo 1-0 del final.
Hubo, en los primeros minutos, algunas contingencias que conspiraron contra un normal desarrollo de las acciones, como lesiones tempranas de Ciancio y Alfio Demarchi (posible fractura de clavícula) y de Nicolás Domínguez, todas producto del intenso trámite con que afrontaron los protagonistas el devenir inicial, que mostró un estilo disputado y con buen contenido ofensivo.
Rivadavia, con más ímpetu y mejor distribución del esférico en la zona central, creó de inmediato dos ocasiones de gol vía Barengo y “Nico” Domínguez; una desviada y otra tapada magníficamente por Garetto. Todo en instancias donde el Albo parecía no encontrar suficiente estabilidad en zona media y defensiva para controlar los embates del “verde”, más ambicioso y ordenado.
Rivadavia presionó continuamente en la zona de gestación, obteniendo ventaja posicional en base a fortaleza física y comunicación por parte de Barengo, Damiani y Franco Santoni; mejor agrupados y coherentes en la coordinación de los intentos, sometiendo duro trajín a la retaguardia local, que debió sortear momentos difíciles, siempre respaldada por la atenta presencia de Garetto, garantía de seguridad.
El traslado, acelerado y muchas veces sin brújula, influyó sobre el aspecto técnico, que dejó mucho que desear; con fallas estructurales evidentes en la orientación de ambos equipos, por momentos perdidos y sin orden, especialmente en la sección final del período.
Playosa respondió desprendiéndose del balón mediante rechazos expeditivos o agrupándose en el medio, no logrando nunca salida homogénea y productiva para la cobertura ofensiva, a pesar de la infructuosa búsqueda de Samuel Aimar y Luna.
El “verde” tuvo oportunidades por medio de Gozzerino, motivó otras intervenciones de Garetto y un gol anulado por posición adelantada de Santiago Domínguez. Momentos en que su ofensiva arreciaba y cuando había hecho méritos más que suficientes para establecer ventaja en el marcador, poco generoso para sus continuos intentos.
En el segundo tiempo, el dominio visitante alcanzó nivel expresivo, convirtiendo en figura a Garetto, quien debió tapar mano a mano entradas francas de los ágiles del huésped.
Rivadavia mostró un sistema de fuerzas más asociado, contó con múltiples ocasiones que desperdició en forma increíble, tanto en pelotas detenidas como en disparos frontales, salvando también el palo a Garetto por remate de Doñabeitía.
De tanto bregar, el visitante tuvo su premio cuando a los 27’, luego de un lanzamiento desde sector derecho, llegó el cabezazo de Nicolás Domínguez y luego similar de Lucas Damiani, que finalmente pudo derrotar a un arquero que aparentaba invencible. Premio al mérito de Rivadavia que, en todo momento, expuso concepción ofensiva más evolucionada; solo faltó contundencia para llevar el marcador a cifras más abultadas.
Quedó para el final lo negativo de algunos incidentes entre simpatizantes locales y el cuerpo técnico de Rivadavia, acusando Marcelo Santoni algún proyectil proveniente de la tribuna, cayendo y tomándose la cabeza, aspecto que luego de ciertos cabildeos y discusiones, fue desestimado por el árbitro Gabriel Luján.
El referí finalmente expulsó al mismo Santoni (lo consideró seguramente haber fingido); y a los ayudantes Aldo Domínguez (Rivadavia) y Horacio Santi (Playosa). La normalidad (luego de intervención policial) retornó finalmente; el árbitro adicionó 8’ que no aportaron nada a un encuentro que estaba definido desde mucho antes. Y que si potencialmente hubiera ofrecido más por merecimientos, era sin dudas alguna nueva conquista por parte del incuestionable vencedor, Rivadavia.
El árbitro
Gabriel Luján supo mantener el control de la brega hasta en los instantes finales, cuando ciertos incidentes entre simpatizantes de Playosa y el cuerpo técnico de Rivadavia lo obligaron a tomar decisiones extremas, como la expulsión de Marcelo Santoni, y los ayudantes Aldo Domínguez (Rivadavia) y Horacio Santi (Playosa).