El cantante y letrista Raúl “Tinta Brava” Castro (apodo que le endilgaran en la dictadura) conversó con este medio minutos antes de actuar el sábado pasado en Córdoba capital.
Paseó, con su característica verborragia y conocimiento, por la actualidad murguera hasta la coyuntura política sudamericana.
¿De qué se trata “Carnavalazo”, el nuevo show?
Cuenta la historia de dos murgas: “Los eternos cachafaces” y “La loca del 19”. Que son diferentes, pero mantienen la esencia de la murga, critican, con músicas diferentes, pero terminan haciendo un homenaje a las murgas porque es una reivindicación del género.
¿Falta y Resto se parece más a una que a otra de esas murgas?
- Estamos equidistantes. Toma cosas de las situaciones, trata de innovar, de arriesgar, basándose siempre desde lo clásico. Con las patas en el barro, del arrabal diciendo lo mismo de diferentes formas. Si escuchás el discurso de la Falta en estos 30 años te das cuenta que decimos lo mismo pero de forma diferente. Eso es lo creativo.
Vos decís de querer que otros hagan lo mismo, ahí está lo revolucionario, dar cosas sin esperar nada a cambio
- Sí, totalmente. Porque se trata no sólo de este género. Primero fue Uruguay, después Entre Ríos y después tratamos de llegar el mundo. No es sólo Falta y Resto, es decirle a la gente que se puede transformar la realidad con alegría, que se puede hacer humor comunitario, que de última lo que trata es que las cosas profundas puedan ser masivas.
Falta es como un retruco o ganar a la desesperanza. ¿A qué cosas les gana hoy la Falta y Resto?
- Vivimos un momento difícil, por más que los gobiernos están encausados a diferencia de los anteriores. Porque a las puertas del castillo de la opulencia, a la puerta de los que evolucionan y se compran los mejores elementos para comunicarse, con la información, están los bárbaros. Los desplazados, los que fueron siempre marginados, y nos daremos cuenta cuando salten los muros y ataquen. Hay que abrir el corazón y ver que ciertas medidas gubernamentales no alcanzan. Hay que profundizar y cantar es una obligación moral e inteligente de pensar en lo que después va a pasar. Por ejemplo, quieren bajar la edad de imputabilidad y me pongo a pensar si los bárbaros no somos nosotros, a eso hay que echarle la Falta y Resto. A esas injusticias que todavía vivimos en estas tierras.
De ahí la importancia de la murga como comunicadora, como denunciante, pero sobre todo como constructora
- Sí. La murga construye desde la alegría. Todo lo que te digo parece protocolar, pero es la base de la ideología de la murga. Siempre la bandera es la alegría, la sátira, el cantar con y por la esperanza, buscar la vuelta para que salga bien. Seguir trabajando y luchando para ir a lugares más fértiles, para campos mejor cosechados, lugares más humanos.
Como letrista ¿cómo te inspirás para la letra de un carnaval, siendo que tu pasado es haber escrito en épocas de censura?
- Para mí el escribir es una especie de acto de amor. Tener muchas cosas adentro y tener que decirlas, pasarlas al papel para que se hagan realidad. Yo soy todo el día letrista, todo el día pienso nuevos temas. Ando enamorado, buscando cosas creativas, diferentes, tratando de dar una vuelta de tuerca. Es estar entusiasmado con lo que hacés y grabar, escribir todo el día. Palabras interesantes, para ser analizadas desde la murga para que se pueda transformar en un gran chiste o una flecha de amor al espectador
¿Cómo ves el furor de las murgas en Argentina y en Córdoba?
Porque plantamos semillas en tierra fértil. Todos los años venimos al país, y Argentina es un país de artistas. En todos los lugares la murga pega y se quedan pensando y se quedan con ganas de subir y cantar. Entonces se forman murgas, que discuten cómo cantan qué cantan, los personajes, los actores. La murga es plataforma de salto para los artistas. La murga logra así una revolución cultural. Porque es democrática, porque exterioriza desde el arte y representa a los propios tipos que cantan.
Entrevista: Juan José Coronell