Un joven de 23 años fue detenido el miércoles por la noche acusado de ser quien ultimó a Catalina Bernardiz de Navarro (72), a quien encontraron degollada debajo de una cama en su casa de Pozo del Molle.
Se trata de Marcos Rojas, quien fue apresado alrededor de las 21 en su domicilio de aquella localidad, luego que una comisión policial realizara un allanamiento en la mencionada morada.
Al parecer, en ese procedimiento, encontraron dinero en efectivo y elementos que le pertenecían a la víctima y que incriminarían al presunto matador.
Según pudo conocerse, la víctima y el sindicado matador mantenían desde hacía un tiempo una relación de confianza, por lo que al joven no le habría costado demasiado trabajo ingresar a la vivienda para perpetrar el crimen.
¿El móvil? La hipótesis más fuerte es que el muchacho le habría exigido una suma de dinero que la mujer se negó a darle, el muchacho se encolerizó y la agredió hasta causar su deceso.
¿Cómo lograron dar con él?
De acuerdo con los datos recogidos por EL DIARIO, los pesquisas llegaron a Rojas porque antes habían detenido a otro muchacho, sobre quien recaían algunas sospechas. Por dichos de este primer aprehendido, los pesquisas conocieron la relación que existía entre Rojas y Bernardiz. Así, los investigadores obtuvieron la orden de allanamiento emitida por el fiscal Gustavo Atienza, quien entiende en la causa, y requisaron la morada donde además de encontrar a Rojas hallaron elementos de prueba que lo vincularían con el hecho de sangre que se investiga.
El muchacho fue trasladado a Villa María y quedó alojado en la Comisaría de Distrito a la espera de ser indagado.
Confesó, pero...
Aparentemente, el joven habría confesado en sede policial ser el autor del asesinato. Sin embargo, desde el punto de vista estrictamente legal, tal confesión no tiene validez jurídica a menos que se haya formulado ante la presencia de un funcionario judicial.
Por otra parte, según datos recogidos por este matutino en Pozo del Molle, se trata de un muchacho que tiene serios trastornos y que proviene, asimismo, de una familia conflictiva. Al menos, eso es lo que aseguran los vecinos mollenses. Y muchos de ellos se atreven a sospechar que Rojas no es más que un “perejil”. Rumores que circulan en el pueblo, que anoche marchó pidiendo mayor seguridad.
Es que, aseguran, desde hace un tiempo, se vienen sucediendo delitos contra la propiedad que, en muchos casos, fueron esclarecidos por los propios damnificados en vez de esclarecerlos la Policía. Por caso, los robos padecidos por la Escuela Belgrano en su granja experimental, entre otros hechos.
Por tal motivo, desde su púlpito, el cura del pueblo, padre José María Delfino Carpené llamó a los vecinos a manifestarse.
El hecho
En la edición de ayer dábamos cuenta de que la paz que habitualmente reina en Pozo del Molle había sido brutalmente violentada por el asesinato de la jubilada Catalina Bernardiz de Navarro, quien había sido encontrada sin vida debajo de una cama de su casa, ubicada en la calle Tucumán, a la altura del 200, aproximadamente a mitad de la cuadra, en el barrio Jardín de Infantes de aquella localidad.
El hallazgo se había producido alrededor de las 20 del lunes, poco después que unos vecinos dieran el alerta a la Policía, pues advirtieron que el perro de la víctima se encontraba afuera de la vivienda, lo que no era habitual y, además, la puerta de calle de la casa estaba abierta.
La Policía encontró a Bernardiz debajo de una cama de dos plazas. Tenía un fuerte golpe en la nuca y un profundo corte en el cuello. Su cabeza yacía en un charco de sangre.
Cabe consignar que la cama debajo de la cual fue encontrada la víctima no era la suya, sino que estaba ubicada en una habitación para huéspedes, que posee la vivienda.
En un primer contacto con la prensa, el comisario Carlos Bobadilla, de la Departamental Río Segundo, había señalado que habían encontrado “todo ordenado y no se observaron signos de violencia”, dijo.
Cabe recordar que un hijo de la víctima es policía retirado y que un nieto de Bernardiz es policía en ejercicio.