En el Centro Educativo de Nivel Primario de Adultos (CENPA) Justo José de Urquiza asisten regularmente 10 varones y dos mujeres, con edades que oscilan entre los 13 y los 18 años. Cinco de esos alumnos vienen del año anterior, mientras que otros siete se han incorporado en este ciclo.
Este CENPA abrió sus puertas a través del proyecto de Extensión Aulica llevada a cabo por el CENMA, que funciona en las instalaciones del Cencar, y se concretó a raíz de un convenio entre el área de Educación del municipio y la ex MUNAF, la actual Secretaría de Justicia SENAF.
Ocurrió que a raíz de la demanda que se dio de niños de Primaria no escolarizados y en situación de riesgo, se le solicitó a la Inspección de Adultos la incorporación a la extensión áulica de una docente de adultos de Nivel Primario. Por eso, todos los adolescentes inscriptos en 2009 fueron receptados a través de Acción Social del municipio y de la Secretaría de Justicia, aunque desde 2010 las inscripciones son abiertas a toda la comunidad.
La maestra efectivizó reuniones particulares en viviendas y con los representantes de diversas iglesias evangélicas en donde asisten muchos jóvenes, para contar de la existencia y funcionamiento de estos dos centros. Y se desarrollaron reuniones con representantes de centros vecinales, con Cáritas de la ciudad y con la presidenta del Concejo Deliberante, para articular acciones.
Asimismo, hubo visitas a las escuelas Ctalamochita, Bolivia y Bartolomé Mitre, para que los directivos conocieran la propuesta, sobre todo porque en estos establecimientos de Nivel Primario asisten niños con sobreedad, que muchas veces desertan y quedan así fuera del sistema escolar.
Desde el Centro Educativo República de Bolivia, como consecuencia de lo citado, se sugirieron tres estudiantes, dos de los cuales son hoy alumnos del CENPA, explicó la docente Natalia Geremía.
Según especificó, en su mayoría los chicos son repitentes, por lo que habían superado la edad acorde para los grados que estaban cursando. “En general pertenecen a los mismos barrios, se conocen de allí y por ende en ocasiones traen al establecimiento conversaciones que generan conflictos y que dan como resultado problemas de conducta y hasta actitudes agresivas entre sí, por lo que hay que mediar constantemente para llegar a la reflexión y poder continuar con las actividades”, reveló.
Hasta este CENPA, los adolescentes llegan a pie, en bicicletas o en motos. Pertenecen a familias de bajos recursos. El 80% de ellos recibe la Asignación Universal por Hijo, según confirmaron en la escuela a este diario.
Los papás tienen contacto vía telefónica con la docente y suelen acercarse al centro en sus días francos, cuando se les solicita. Los padres son peones de albañil y las madres empleadas domésticas, cocineras y amas de casa. Las familias son numerosas y reconstituidas; vive un progenitor con su nueva pareja, hijos y hermanos, por ejemplo.
Ocho de cada diez alumnos no trabaja. El resto sí, pero en changas con algún familiar como peón de albañil, es decir que no tienen una relación laboral fija.
La docente del CENPA es quien imparte actividades de enseñanza y aprendizaje a los alumnos analfabetos, de primer y de segundo ciclo. Por las características sociales del grupo y las diversas etapas de aprendizaje en que se hallan, esta tarea de la maestra tiene diferentes dificultades, realizando actividades que tienen que ver con necesidades individuales, sociales, administrativas y pedagógicas.
Una vez a la semana se trabaja con las cuatro netbooks que proporcionó el Estado, así se afianzan en la informática y efectúan juegos didácticos que les permiten la consolidación de la utilización de esta herramienta. Y dos veces por semana tienen Educación Física con Daniel López.
Geremía remarcó a este matutino la solidaridad y el compañerismo que tienen a la hora de prestar algún útil escolar o participar cuando la docente lo solicita.
Como se conoce, en las instalaciones donde funciona el centro (en San Lorenzo y 25 de Mayo) en el horario matutino funciona el secundario de adultos de la extensión áulica Cencar, con cuyos alumnos tienen excelente relación. Y trabajan en conjunto en fechas como el Día del Estudiante, la Semana de la Educación de Adultos, el proyecto de educación sexual, viajes escolares y actos que se realizan en un mismo espacio como forma de integrar acciones que articulen las tareas del primario y el secundario de adultos.
Apoyo escolar en Altamira
Unos 60 chicos asisten todas las tardes a las clases de apoyo escolar que brinda la Biblioteca Altamira aquí en Villa Nueva. Y otros tantos van a la mañana.
Esta biblioteca cumple distintos roles. Presta el servicio básico de toda institución de esta naturaleza, recibe la visita permanente de jardines y escuelas, incorpora de manera constante títulos nuevos, tiene servicio de Internet para quien lo requiera (ilimitado pero controlado en el acceso) y realiza gestiones del Boleto Educativo Gratuito. Pero, sobre todo y sin desmerecer todas estas acciones, cuenta con un programa de apoyo escolar de lunes a viernes.
Quienes asisten abonan la exigua suma de veinte pesos por mes. Hay distintos turnos y la docente a cargo brinda asesoramiento a alumnos que van desde el primer grado del Nivel Primario al segundo año del Nivel Medio, según especificó a EL DIARIO, Mauro Bizzarri, secretario de esta asociación civil que tiene en su Presidencia a Irma Salazar y que en su Comisión Directiva también está Nilda de Audisio.
Bizzarri, ante la consulta de este matutino, precisó que el grueso de los que concurren a las clases son estudiantes de cuarto, quinto y sexto grado. Esos años se llevan el 70% de la demanda de la docente, Paola.
“Parece ser que la etapa de transición entre primaria y secundaria es la más complicada”, indicó el ex concejal. Y recalcó que además de clases se hace el seguimiento y la evaluación de cada adolescente y niño, cada uno de los cuales tiene su propio expediente en esta biblioteca, que funciona en la Casa de la Cultura, en calle Deán Funes casi avenida Libertad.
Este es el sexto año consecutivo que se ofrece apoyo escolar a los pibes villanovenses.