Escribe: Lic. Jesús Chirino
Entre los nombres que se destacan de manera especial cuando hablamos de la historia del atletismo local siempre figura el de Guillermo Evans, villamariense que descolló tanto en la práctica deportiva como en su rol de dirigente y también en el ejercicio de la docencia.
El inicio
Fue el 27 de abril de 1923 cuando Villa María escuchó por primera vez el llanto del niño que se llamaría Guillermo Armando Evans. Con el tiempo comenzó a dar sus primeros pasos en la vida y también en el deporte, actividad que marcó su existencia. Cuando apenas contaba con 17 años ya se destacó jugando básquet para el Club Almagro. Vistas sus condiciones, la asociación local de esa disciplina no tardó en advertir su categoría de deportista. Fue así que lo convocó para integrar los equipos de esa organización y terminó jugando en los campeonatos provinciales entre los años 1941 y 1944 que tuvieron lugar en las ciudades de Río Cuarto, Villa Dolores, Cosquín y Córdoba. Tenía 18 años cuando en 1941 no sólo practicaba deportes, sino que también ejercía como vocal en la Comisión Directiva del Club Almagro. Para entonces era trabajador en la Fábrica Militar de Pólvora y Explosivos y en los años´42 y 43 jugó al fútbol en la Primera División del Club Sarmiento. En mayo de 1986, en el suplemento “Nostalgia deportiva” de El Diario, su autor publicó que por aquellos años tuvo “la suerte y el honor de conocer a Evans” e ir introduciéndose “a través de su ejemplo y de sus hazañas deportivas dentro de ese mundo especial que conformaba el atletismo villamariense en aquellos románticos años del ´40… y ese conocimiento primario cuando era un imberbe muchachito se va transformando con el tiempo en una respetuosa admiración, la que se extendía también hacia sus compañeros en su inquietud atlética de aquellos tiempos…”.
A lo largo de su vida Evans acumuló logros de todo tipo, dentro de la pista, en la actividad dirigencial, como entrenador de atletas y también en su vida personal. Así fue que cosechó la admiración de importantes figuras del deporte local. Es extenso su historial en el campo de lo deportivo, a los datos mencionados podemos agregar, de manera sintética, que en 1948 fue representante argentino en los Juegos Olímpicos de Londres, en 1949 fue campeón argentino de 400 metros llanos, participó de Juegos Panamericanos y otras competencias internacionales e innumerables provinciales. Por años fue integrante de la Comisión Municipal de Deportes y también fundador y presidente de la Asociación Atlética Villamariense. Como dirigente ocupó estos cargos y otros varios, también fue delegado ante la Confederación Atlética Argentina. Estuvo casado con Nélida Amaya, con quien tuvo dos hijos, Graciela y Gustavo.
Un triste día
El lunes 9 de noviembre de 1981 el diario Noticias publicó un triste suceso. El título de la nota en la página 16 decía: “Guillermo Evans falleció en el Chaco”. Para entonces presidía la Asociación Villamariense de Atletismo y la Vicepresidencia de la Federación Atlética Cordobesa y se encontraba en la localidad de Resistencia, donde tenía lugar el Campeonato Nacional de Atletismo para Menores. Había viajado acompañando a los atletas de toda la provincia. Ese domingo, cuando estaba desarrollándose una competencia de postas 4x300, el corazón de Evans, que tantas veces había palpitado en la proximidad de la meta, decidió detenerse. Si bien tiempo antes, en agosto de 1980, había sido intervenido quirúrgicamente del corazón en un nosocomio de la ciudad de Buenos Aires, todo hacía pensar que se había recuperado completamente. Pero la muerte lo sorprendió en la provincia del norte.
En la mañana del lunes más de 200 personas acompañaron sus restos hasta la última morada en el cementerio La Piedad. Ese día, el cortejo fúnebre partió desde la sala del velatorio hasta el Complejo Deportivo Municipal, que hoy lleva el nombre del deportista, dirigente y entrenador villamariense. Allí hicieron uso de la palabra el deportista Guillermo Roldán y el periodista Héctor Cavagliato. Desde ese lugar el cortejo se dirigió a la “Escuela del Trabajo”, entonces IPET Nº 2, donde hablaron el profesor Teobaldo Morales y Hugo Carrizo, director del establecimiento educacional. Fueron palabras muy sentidas las que pronunciaron para despedir a Evans, que por 30 años había dictado clases en el lugar. De allí la dolida caravana partió hasta la iglesia de los Padres Trinitarios donde se ofició una misa pidiendo por el descanso eterno de ese hombre que tanto entregó al deporte local. Pasadas las 10 de la mañana llegaron al cementerio y allí también se le rindieron honores. Por la Comisión Municipal de Deportes habló Juan Hilario Carmona, hizo lo mismo el presidente de la Asociación Atlética “Córdoba Centro” Pedro Arocena y Narciso Ergueta, compañero de trabajo de Evans en la Fábrica Militar de Pólvora y Explosivos. El diario Noticias, entonces, publicó palabras de la atleta local Graciela Aliscioni, que por varios años lo tuvo como entrenador. La joven dijo “cuando finalizamos de correr la posta, nos dirigimos con Fabiana Rodríguez para saludarlo. Ella corrió hacia él y cuando cruzaba la pista, Guillermo Evans se cayó. Le hicieron masajes, pero no pudieron salvarlo…”. Otra mítica figura del deporte regional, el atleta, entrenador y dirigente Guillermo Roldán, señaló que lo conocía desde que Evans había iniciado sus actividades deportivas “… jugó al básquet, fútbol y fue profesor de Educación Física del IPET Nº2. Nuestra amistad se acentuó cuando ingresó a trabajar en la Fábrica de Pólvora y Explosivos… muchas veces compartimos gratos momentos juntos a los atletas. Fue una gran persona, callada, pero con un gran amor al atletismo. Junto a sus pupilas pasaba no menos de cuatro o cinco horas diarias. Sólo él podía hacerlo”.
Aquel día la ciudad le dio el adiós a un hombre que construyó su prestigio en base al espíritu deportivo y su calidad de hombre de bien.