El día después de las elecciones en Venezuela, el titular del PJ local, Gerardo Russo, envió a EL DIARIO su visión sobre los resultados que avalaron la continuidad de Hugo Chávez.
Transcribimos a continuación su análisis:
"La verdad de esta Patria
cada día más democrática,
más libre y más justa."
Hugo Chávez
La frase pronunciada desde los balcones del palacio de Miraflores por el reelecto presidente venezolano Hugo Chávez, sintetiza en buena medida las causas de su contundente victoria.
Más del 54% de los votos, 10 puntos de diferencia con respecto a la coalición opositora, victorioso en 20 de los 23 distritos electorales luego de 14 años de Gobierno, es la resultante de la profundidad de los cambios impulsados en la sociedad venezolana en beneficio de los sectores populares y sectores medios de aquel país.
Esos cambios también explican la altísima participación electoral presenciada, más del 81% en elecciones no obligatorias. Pero no sólo eso, sino también al extraordinario grado de politización y movilización alcanzado por la sociedad, puesto de manifiesto por oficialistas y opositores durante toda la campaña electoral.
Por otra parte, la transparencia del proceso electoral destacada por todos los observadores internacionales y la contundencia de la victoria chavista desbarató el irresponsable juego de sospechas y datos infundados lanzados por los grandes medios de comunicación para enturbiar la victoria de Chávez. Incluidos, por supuesto, nuestros grandes medios de comunicación.
Por estos medios se pasearon los más conspicuos representantes de la oposición política al Gobierno de Cristina Fernández y analistas internacionales de las corporaciones, como Jorge Castro, otrora gurú internacional del Carlos Menem, vaticinando la derrota de Chávez y el impacto que esto tendría en la geopolítica de la región.
Fuerte impacto en la región
Claro que el resultado electoral en Venezuela tendrá un fuerte impacto para la región. Pero no el que estos personeros de la dependencia esperaban. La victoria de Chávez es clave para la lucha que América Latina viene llevando contra la dependencia, con sus claros y oscuros. Significa un paso adelante en la consolidación del proceso político que con sacrificio impulsan nuestros países y sus pueblos por su independencia y soberanía.
Con unidad en la diversidad y aún en la adversidad, como lo demostraron cuando intentaron golpear al Correa o en el golpe en Honduras y en la destitución de Lugo en Paraguay.
Pero este resultado tendrá también un fuerte impacto sobre todos aquellos discursos que basados en el odio, la desesperanza y el derrotismo pretenden que olvidemos de dónde venimos y cómo estábamos antes de que pariéramos estos gobiernos nacionales y populares. E impactará, seguramente, sobre aquellos cuya única propuesta es volver a atarnos al carro de la dependencia.