Las mujeres siguen siendo las principales víctimas de la violencia familiar, “pero no son las únicas”. La sociedad ha tomado conciencia y se “ha comprometido mucho” en denunciar cuando conoce que hay alguien que está siendo violentado. Los niños sufren al ser testigos de hechos de esta naturaleza y llaman la atención con algunos comportamientos.
La violencia ha emergido “en todas las clases sociales”.
Estas son algunas de las más importantes conclusiones que surgieron desde el Departamento de Tratamiento y Prevención de Violencia Familiar de Villa Nueva, el que estuvo en el Centro Educativo República de Bolivia anteayer para conversar con los padres de alumnos. EL DIARIO presenció esa charla y luego dialogó con Silvia Jara, la referente del equipo.
El Bolivia es el primer colegio de la ciudad que es visitado por este equipo este año. En 2010 habían estado en la Escuela Bartolomé Mitre y se ha concurrido a establecimientos de Silvio Péllico, Los Zorros y Alto Alegre, porque hay niños villanovenses que están como internos en esas instituciones, según explicó Jara a este matutino.
“Este es un tema que está muy vigente y cuando uno interactúa la gente participa mucho, es muy movilizante, concierne a muchos grupos familiares y a muchos contextos sociales”, indicó.
Jara afirmó que las mujeres siguen siendo las principales víctimas “pero no son las únicas” y que “la violencia emerge en todos los grupos llamativamente”.
Recalcó que la violencia de la que son víctimas los niños se manifiesta “con muchas conductas que son síntomas, de algún modo es un llamado de atención”, indicando que “con eso no queremos decir que los niños sean violentos, sino que manifiestan conductas para llamar la atención de que algo está pasando”.
“En muchos casos los niños son testigos de la violencia del hogar y eso también es violencia para ellos. En muy pocas ocasiones cuando se da una situación difícil se toman el tiempo o tienen la capacidad para separarlos del espacio donde están, por lo que es difícil que ellos no escuchen lo que pasa, son así testigos de lo que ocurre”, advirtió.
Tras decir que hay múltiples causas en la violencia, esquivó dar números.
“No tenemos cifras para brindar pese a que tenemos estadísticas. Pero no nos detenemos en el número, dejamos la cantidad, vamos a la calidad”, argumentó. Ante la pregunta de este matutino, confirmó que las denuncias “son constantes”, aunque “no hay crecimiento pero sí frecuencia”.
Valoró el trabajo de la Policía y subrayó que “es importante que hagamos un trabajo en red, que nos comuniquemos, que interactuemos socialmente para trabajar de otra manera; si ponemos toda la responsabilidad social en la Policía no estamos siendo responsables”.
Jara confirmó que se pueden hacer denuncias anónimas y que cualquier ciudadano puede exponer que en una casa vecina se está viviendo una situación de esta índole. Incluso sin aportar pruebas concretas, salvo la manifestación de lo que está pasando.
Cuando este diario le consultó sobre el grado de compromiso ciudadano de denunciar lo que le pasa a alguien que no es de su grupo familiar, afirmó que “la gente se compromete y mucho”. Sí, admitió, hay casos en que luego sufrieron represalias.
En otro orden, se habló del mal uso de la ley y apuntó que “a veces los cónyuges están con diferencias y cuando hay recursos materiales de por medio se utiliza este instrumento para quedarse con varias cosas y no es la mujer solamente, sino el hombre también”.
Finalmente, la profesional confirmó que tienen denuncias de hombres contra mujeres y deslizó que quizás otros no denuncien por una concepción machista.
Dónde acudir ante un hecho
“Elegí vivir”, reza la campaña lanzada desde el municipio villanovense, precisamente desde su Departamento de Tratamiento de la Violencia Familiar.
Para denunciar o pedir ayuda hay que dirigirse a la esquina de Bartolomé Mitre y Marcos Juárez de Villa Nueva o al teléfono de guardia (0353) 154285840. Es un teléfono celular al que se puede llamar a cualquier hora.
Además de Jara, el equipo está integrado por Alejandra Secundino (psicóloga), Mariana Rodríguez (psicopedagoga) y Sara Pereyra (trabajadora social).
En la charla del equipo con los padres de alumnos del Bolivia se resaltó que ante un hecho de violencia exijan que la Policía les tome la denuncia, indefectiblemente.
Una mamá les preguntó qué garantías le daban de que tras la denuncia y las medidas judiciales el violento (o la violenta) no tomaría represalias hacia el denunciante, terminando con su vida.
La pregunta dejó en silencio al equipo municipal hasta que una de las trabajadoras sociales llamó a exponer los casos, denunciar y hablar, haciendo hincapié en que de no hacerlo también la víctima puede terminar muerta en manos del violento.