Escribe: Pbro. José Amado Aguirre
Título inverosímil y hasta casi blasfemo antes del Concilio Vaticano II de medio siglo atrás. Pero todavía aparecen notas antijurídicas y anticristianas por determinación exclusiva del papa Benedicto XVI, en contra de la apertura misericordiosa del papa Juan XXIII. En efecto: al sacerdote Adrián Vitali le otorgó “graciosamente” la dispensa del celibato clerical para poder formar una familia cristiana. Pero el peticionante, siguiendo las normas canónicas exigidas por el mismo papa, tuvo que esperar más de 10 años... viviendo separado del ministerio sacerdotal, en práctica “canónicamente concubinaria” es decir, en “pecado mortal”... y teniendo dos hijos “sacrílegos”, según las normas del actual papa... ¿Puede esta conducta papal ser calificada de cristiana? ¿No corresponde teológicamente incurrir en grave pecado por tal prolongada demora pudiendo... y debiendo, conceder la solicitud canónicamente presentada? ¿Dónde está la verdadera culpa? El papa, por determinación de Cristo, debe tratar a sus súbditos con justicia, con misericordia, con amor... Si el oficio del papa fuera el de inquisidor, habría que recordarle al menos aquella sentencia que habrá aprendido leyendo la historia de los griegos: “Pega... pero escucha”.
El tirano, en su mente enfermiza, disfruta del sometimiento de su esclavo...