El fin de la cena del miércoles terminó con el grito unánime de los más de cien chicos del internado de la ex Escuela del Trabajo diciendo “queremos comer” y una nutricionista del Paicor llorando de impotencia.
Ante este hecho, que se repite desde hace tres años, cuando la empresa Gasa obtuvo la concesión del servicio, los alumnos decidieron hacer una nota dirigida al gerente de esa empresa pidiendo una urgente solución.
“No pueden pensar que con un bifecito así (señala con la mano un círculo de siete centímetros) y cinco papitas nos vamos a llenar”, dijo uno de los alumnos de sexto año a EL DIARIO.
“La comida no alcanza nunca. Si la familia tiene plata para darte, te llenás comprando algo al frente o en la cantina. Pero si no, te vas a dormir con hambre”, agregó.
No tienen temor a decir las cosas porque les duele que tras sucesivos reclamos realizados en los últimos años, la empresa o el Estado no hayan tomado medidas para resolver la situación.
“Cuando comíamos lo que hacían las cocineras, era abundante y rico. Había locros, sopa. Cosas más nutritivas”, agregaron.
“En cambio ahora, te dan unas milanesas preformadas, que no tienen carne. Si hay fideos o arroz, en general es muy malo”, dijeron.
“Para la merienda, que en general es pasable, nos llegaron a traer una barrita de cereal vencida o una pastafrola amohosada”.
Informaron además que de 200 chicos que había anotados en el Paicor, quedan 120.
“Todos firmamos la nota al gerente. Esperamos que esta vez, tengamos respuesta”, concluyeron los chicos, hartos de la situación.