Hasta el momento hay ocho fábricas lácteas que están produciendo el queso con la receta y el protocolo acordado para el queso con sello villamariense. “Estamos hablando con unas seis más para poder avanzar en cantidad con la elaboración”, dijo Alfredo Gadara, de la Escuela Superior Integral de Lechería (ESIL).
La idea es que sea un producto con ocho o nueve meses de estacionamiento y que pueda conservar por un año las características propias del sabor que le quisieron dar desde el Cluster, que Gadara define como “un queso duro, de alto tenor graso y bajo de humedad, que se parece bastante a un sbrin, aunque con sus particularidades”.
Durante el Salón del Queso y el Vino, realizado en Villa María el sábado último, se hizo la presentación y degustación formal del queso, algo que ya se había probado en Pozo del Molle.
“La idea es ir haciéndolo conocer, mientras avanzamos con las inscripciones y las evaluaciones del proceso de maduración”, informó Gadara.
Comercialización
Según el proyecto impulsado por el Cluster, hay que lanzar comercialmente el queso una vez que se defina la marca. “El producto será el mismo, dado que tendrá el mismo RNPA (algo así como el documento de identidad del queso) y lo que será diferente es el RPE (el equivalente a un documento de la usina láctea), determinando donde se elabora”, indicó.
Pero no sólo servirá para largar al mercado un queso con características distintivas de la cuenca de Villa María, sino que apunta a utilizar el excedente de leche en los tiempos de máxima producción.
Como se sabe, los ciclos de la lechería hacen que en momentos de alta producción, bajen los precios, lo que hace inviable la cadena. “Programamos que cada industria adherida utilice el 5% de la leche para destinarla a este queso, que requiere maduración y así evitan el sobrestock”, concluyó Gadara.
