A las 21.50 las luces se apagaron en el Orfeo de Córdoba. Muchos llegaron a las corridas. Se escucharon la batería y los pianos haciendo la introducción a “El amor después del amor”. Fito comenzó a cantar detrás de escena y, al salir, cambió la letra para que todos se pusieran efusivos al escuchar: “Ahora sé que ya no puedo, Córdoba, vivir sin tu amor”. Desde allí todos los temas del disco homenajeado se interpretaron en su orden original. El artista, ya en posición, aclamó: “Va a ser una noche inolvidable, como siempre en ‘La Docta’”.
En pantalla se sucedieron las grandes luminarias que acompañaron a Páez en el disco, pero captadas en la actualidad: Celeste Carballo y Fabiana Cantilo en “Dos días en la vida” y Charly García y Andrés Calamaro en “La rueda mágica”. Además, se sumaron dos recuerdos: Mercedes Sosa en “Detrás del muro de los lamentos” (sólo su imagen) y Luis Alberto Spinetta en la aplaudida “Pétalo de sal” (con voz original). “Toda la tribu tiene un chamán extraordinario. Por primera vez voy a cantar en Córdoba esta canción con él” , había acotado previamente.
La segunda parte del show comprendió un primer medley al piano con “Cable a tierra” y luego “Y dale alegría a mi corazón”, para después arremeter con su excelente banda (integrada por el bajista Mariano Otero, el guitarrista Dizzy Espeche y la increíble voz de la colombiana Andrea Ferrer) con hits como “Circo Beat”, “Al lado del camino”, “Polaroid”, “Ciudad de pobres corazones”, “Dar es dar” y el cierre final con “Mariposa technicolor”, sin bises a la vista, a pesar del pedido del público.
Párrafo aparte para su berrinche con los vendedores de cerveza: “Estos mercachifles, venden por sólo querer ganar una platita de más”, sentenció en pleno show antes de arengar a que la masa se abalanzara sobre el filo del escenario y recalentar aún más la velada.
A 20 años de publicar el disco más vendido de la historia del rock nacional, Páez sigue entusiasmando y pidiendo a sus seguidores “que se vuelvan locos”.
J. J. C. y J. R. S.