Como es natural, el seguro va mucho más allá de un acuerdo de partes para subrogar la cobertura de alguna contingencia establecida en una póliza.
El seguro adquiere un valor preponderante cuando se lo analiza desde la óptica de lo que significa liberarse de la imprevisión de un siniestro que pende amenazante sobre el patrimonio de las personas físicas o ideales.
Cada cual puede decidir correr con el riesgo de algo que puede ocurrir o apostar a que ello no va a pasar.
Todo está bien hasta que el hecho sucede e, inexorablemente, el esfuerzo de toda una vida o el producto de lo adquirido se expone a desaparecer o a ser alcanzado hasta su parcial o total afectación.
¿Por qué es una cuestión de conciencia? Por la simple razón de que uno depende de una estabilidad basada en un patrimonio sólido y la operatividad exenta de peligros que permitan extender la seguridad de quienes forman parte del grupo familiar, así como el elenco de personal a cargo y hasta los clientes y proveedores que confían en nosotros.
¿Qué le dice su conciencia? ¿Toma usted las adecuadas resoluciones de acuerdo con lo expresado precedentemente?
Coordinación periodística: Héctor Cavagliato
Coproducción: EL DIARIO y RadioprensaTV