Pide justicia
Señor director:
Les escribo para agradecer al señor fiscal de Cámara, Francisco Márquez, por la defensa que ejerció durante el juicio por el asesinato de mi hermana Rosana Canelo. El dejó al descubierto el perfil de su asesino, Daniel Chillón.
Sólo le pido al señor juez René Gandarillas que el lunes, al dar la sentencia final, piense en todo el daño que Chillón hizo a mi familia y no le tiemble el pulso al aplicar la condena, ya que el asesino tiene todo el perfil y cumple con todos los ítems de ser un femicida.
Toda la sociedad, y en especial las personas como el señor juez, tiene que darle penas severas para que otras familias no sufran lo que hoy estamos viviendo.
A la sociedad pedimos que la termine con el “yo no vi o escuche nada” porque nadie sabe lo que puede pasar en el futuro. Sólo queremos justicia.
Silvina Graciela Canelo
DNI 21.799.130
Para mamá
A la distancia o no. Estando pegado a tu lado o no. Me decís que me cuide, que me abrigue, que me comporte, que me quiera. Vos ahí estás cuidándome, abrigándome, queriéndome y comportándote como lo que sos. Porque siempre digo que no viniste con el manual bajo el brazo. Y te fuiste haciendo a medida que creciste y crecimos. Con la práctica, dicen, que es la mejor forma de aprender. En la práctica tuya que, además de aprender, enseñás.
Hoy estamos lejos, sí. Tampoco es una distancia abismal, pero entiendo tus miedos. Comprendo que a veces duele y sabé que a mí también. Pero ahí está el nudo de la cuestión. Ahí está el eje de cada una y todas las cosas que pueda escribirte. Porque más allá de no abrazarte en este día, que no es más que una fecha, yo te abrazo. Los dos sabemos que esas cosas no se cortan. No se rompen.
Hoy es tu día. Es el día de todas. Mejor dicho, todos los días son el día de todas. Pero nobleza obliga a que busque un poco en el arcón de las palabras, aquella que te defina. Gran desafío si los hay. Porque no creo que exista una sola que te identifique. Mejor dicho, no creo que se haya inventado la palabra que guarde todo lo que sos con esa dosis de caricias y besos que siempre sabés regalar.
Pero pasa que me quedé pensando y tal vez la palabra para este día sea “Pachamama”. Sí. Madre tierra. Exactamente esa es la palabra que te define y las define a todas. Porque sos quien esta en todos lados y en todo momento. Y que sabés que adonde vaya, te voy a llevar conmigo.
Así es la Pachamama, así sos vos. Mi cable a tierra, mi confidente, mi guía cuando los caminos parecen oscurecerse más. Porque sos quien siempre va a estar con nosotros. Porque estuviste desde el principio, porque sos tierra, mi tierra.
Allí donde llego cuando parece que el agua me tapa. Sos la firmeza cuando parece que todo no puede quedarse quieto. ¿Y por qué? Porque sos madre. Mucho más que tierra, mucho más que mujer, mucho más que amiga.
Sos madre. Sos mi madre. Sos mi vieja, mi mamá, mi mami. La que cumplió las mil y una funciones, los mil y un oficios por más que no los hayas estudiado. Pero como dijimos, la práctica es lo que hace buenos a los que llevan a cabo las cosas. Y vos llevás a cabo eso. Que parece fácil escribirlo, pero que no te imaginás cuánto cuesta.
Entonces te escribo. Desde donde esté. Porque siempre te voy a llevar conmigo y en cada abrazo que dé, cada beso que regale, cada poema que me inspire, cada secreto que guarde, vos vas a estar presente. Como siempre, porque sos mi lugar en el mundo, porque sos ese ángel de la guarda.
Entonces a vos, mi madre tierra, mi tierra, mi madre, mi vieja, te escribo. Porque es cierto eso de que madre hay una sola, pero se olvidaron de que vos reunís a todas en una. Es por eso que te escribo. Porque aún me siento vulnerable muchas veces y sin decírtelo te das cuenta y llegás. Me curás el alma. Me abrigás, me querés, me cuidás y te comportás como siempre.
Porque no sabías como era esto, como yo tampoco lo sabré el día que sea padre. Pero siempre fuiste brillante y tan llena de luz que no hizo falta que ningún erudito te explicara nada. Es por eso que a medida que escribo esto, me doy cuenta de que mi alma sospechaba. Ahora te lo afirmo, que mi alma está segura y convencida. Si tuviese que elegir, en todas las otras vidas que uno pueda tener, te elegiría a vos como mi madre.
Por ser todo lo que sos. Por acompañarme vaya adonde vaya. Por estar ahí, sin estarlo. Por dejarme que te piense.
Porque te amo, vieja, más allá de todo. Más acá de nosotros.
J. J. Coronell