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“Los aborígenes de México están siendo cada vez más excluidos”, señala Ahumada |
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Desde hace dos meses y debido a un intercambio, Ricardo Ahumada está en la UNVM donde cursa materias de Ciencias de la Educación, “la carrera para ser pedagogo”, como él la define. “Estas materias me sirven mucho para mi tesis, cuyo tema es la alfabetización en las comunidades indígenas en México”.
Para Ricardo, uno de los grandes problemas de los pueblos originarios de su país es que “son un sector social que no es tomado en cuenta por el Gobierno y que está siendo cada vez más excluido”. Y sostiene que “debe haber una manera de integrarlos a la sociedad, que puedan ingresar a un sistema educativo formal sin perder sus raíces”. Y en esto, para el futuro humanista, “el tema de la alfabetización es fundamental”. Sin embargo, no todos los integrantes de las comunidades indígenas quieren quedarse en el terruño natal. Por eso es que Ahumada propone que “si ellos quieren, deben poder hacer el cambio de identidad pero por decisión propia, no por una exclusión a la que te somete el país”. Comenta Ricardo que el ocho por ciento de la población mexicana es indígena, y que “la mayoría de estos grupos vive en las grandes ciudades de manera casi indigente, dedicándose a vender cosas en la calle o a pedir limosna. Los que viven en el interior del país, ocupan zonas aisladas donde no llega ni siquiera la luz. Necesitan mucha atención del Estado, pero el Estado se olvida de ellos”.
Arte japonés
En Villa María, además de prepararse en pedagogía para su trabajo final, Ricardo dicta un curso de “origami”, un arte japonés ancestral que consiste en crear figuras plegando papeles. Y a este hobby, el estudiante se consagra desde los 10 años, es decir, desde hace 23 años ya. “Es bonito compartir el origami porque te abre muchas puertas, haces amistades, te relacionas. Es algo tan sencillo como doblar un papel que estaba destinado a la basura pero que tú decides usarlo para hacer arte.” Ricardo tiene 25 alumnos en su curso entre docentes y estudiantes de la Universidad. Dicta clases semanales de dos horas cada una, pero dice que el tiempo es poco. “Hay figuras que pueden llevar 8 ó 10 horas de plegado”. Y comenta que “el secreto de este arte, además de la habilidad y la imaginación, es el amor y la paciencia; que es también lo que se necesita para cambiar la realidad de los aborígenes de mi país”, concluye.
Iván Wielikosielek
-Especial UNVM-
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