Con la representación de la abogada villamariense Natalia González y con Félix Martínez como fiscal de la causa, Jacqueline Carrión afrontará desde hoy la audiencia inicial por violencia de género, en la que está involucrado su esposo (también está en trámite el divorcio).
Ante esta situación, la ciudadana oriunda de James Craik, en diálogo exclusivo con este medio, no dudó en pedir que “se me dé por lo menos un lugar donde vivir, porque no tengo ni casa. La familia de él es totalmente pudiente y yo no tengo una casa ni una mantención mínima para mis hijos, que también son hijos de él, necesito donde vivir de manera urgente. Tampoco tengo un trabajo fijo, sólo trabajo por hora, pero nada firme como para asegurarle una estabilidad a mis hijos.
Lo que necesito es una condición de vida para mis hijos acorde a la situación económica que tiene su padre. También son sus hijos y él los ha tirado a la calle”.
Por estos días Jacqueline se encuentra viviendo en la casa de su madre junto a los dos hijos menores, de un total de cuatro que tiene el matrimonio. “Yo permito que mis hijos vayan a verlo, a visitarlo, pero ahora pedí que esas visitas sean controladas por una psicóloga porque cuando vienen de verlo a él vuelven con un montón de cosas raras que él les dice, por eso pedí que sean controladas las visitas y por suerte pude lograrlo”, señaló en referencia a ellos dos.
Con respecto a los dos mayores dijo: “Los más grandes están con mi ex pareja, se niegan a verme y a hablar conmigo. No tengo ningún tipo de contacto con ellos”.
Carrión también hizo un análisis respecto a cómo es tratada por la gente luego de que su caso se diera a conocer el 21 de agosto de este año, en una nota realizada por EL DIARIO: “Una buena parte de la sociedad, aquí en James Craik, me margina totalmente porque yo hablo de la violencia de género, nada más que eso, porque pongo eso en tela de juicio y porque el estatus de la familia de él (Darío Vermi) es muy alto, entonces no quieren que hable, nadie quiere escuchar”, relató.
Clara muestra de esto, según la víctima de violencia de género, es un episodio, a su entender confuso, que sucedió hace pocos días en una entidad educativa de su ciudad. “Iba a participar de una charla en la escuela secundaria de James Craik, pero como era una charla referida a violencia se suspendió con distintas excusas y la pasaron para noviembre, con suerte. También iban a participar algunas chicas de Villa María que se habían reunido para venir a dar esa charla.
No se por qué pusieron excusas de que habían cambiado el itinerario y no se iba a poder dar la charla porque venía el obispo. La directora de la institución me comunicó la suspensión de la actividad y después lo hizo una alumna, aludiendo a esos mismos motivos causantes de la suspensión. Esa charla se iba a desarrollar hoy (por ayer). Pero por suerte ahora la Municipalidad de James Craik nos ha dado gentilmente un lugar para reunirnos junto a otras mujeres de la ciudad y la zona, así que a la charla, por suerte, la vamos a poder hacer por otro lado”, concluyó.