La penosa situación edilicia de la Escuela Bartolomé Mitre motivó ayer la presencia de Javier Taborda, el secretario del ministro de Educación de la provincia, Walter Grahovac, en la sede escolar villanovense.
El funcionario arribó a la mañana y se encontró con una fuerte asistencia de la comunidad educativa, afligida por el estado del edificio, que llevó a la suspensión de clases. El cuadro había sido revelado por EL DIARIO en su edición dominical.
Taborda aseguró que hoy comenzará la obra para solucionar las filtraciones de agua, que llevaron a que se llueva adentro, lo que se convirtió en un peligro para los estudiantes. “Es una obra compleja y se levantará la cubierta del techo”, indicó el funcionario de la cartera provincial.
“Debemos hacer un trabajo de fondo”, añadió y dijo que se evaluaban distintas alternativas pedagógicas para que “no se pierdan tantos días de clases”, aunque acto seguido subrayó que “lo importante es garantizar, en primer lugar, la seguridad” de los alumnos.
“Teniendo seguridad van a volver a las aulas y cuando haya que suspender las clases están la directora y la inspectora autorizadas para hacerlo”, declaró.
La intención es que “en el término de 10 ó 15 días se esté finalizando la primera etapa”. Las tareas de refacción las desarrollará el municipio con fondos provinciales aunque la puesta a punto de los sanitarios correrá por cuenta de una empresa de Córdoba capital, según especificó.
Consultado sobre si tenían conocimiento de este lamentable cuadro previo a la suspensión de clases (lo que ocurrió el lunes), Taborda dijo que había dos reclamos. “La situación es grave y la responsabilidad es nuestra”, admitió sin dar vueltas.
“En el último mes, tenemos de los cuatro mil edificios escolares un cuello de botella en 10 ó 15 escuelas en las que se han complicado los techos. Nunca esperamos llegar a esta situación, que es lamentable y asumimos nuestra responsabilidad”, manifestó.
Y añadió que “se podría hacer un parche de poner membranas, pero en seis meses estaríamos en la misma situación”.
Cuando este diario le preguntó si hacía alguna lectura sobre el costo político para el gobernador José Manuel de la Sota de que haya establecimientos sin clases por su estado (anteayer hubo seis escuelas rurales cerradas por las inundaciones), respondió que “tratamos de que sea el menor costo; ésta es una responsabilidad del Ministerio, tanto de hacer la obra como de estar a la altura de los acontecimientos”.
Toda la comunidad educativa se movilizó ayer y hubo decenas de mamás y papás que llegaron al establecimiento. Esta respuesta de los progenitores fue muy valorada por la directora de la institución, Alejandra Caula. “La escuela está comprometida con el edificio y con que los chicos reciban lo que se merecen”, resaltó.
La directiva confirmó que hoy habrá clases. Probablemente se dicten, en esta jornada, frente al colegio, por lo que se cortará la calle. También se iría en estos días a la plaza Capitán de los Andes y se hará una caminata saludable en el Parque Hipólito Yrigoyen. El problema se suscitará si llueve.
Caula apuntó que se habían efectuado “unos tantos reclamos”, los últimos también acompañados por los supervisores.
A este establecimiento asisten 267 niños, por lo general pertenecientes a “barrios periféricos y que deben cruzar la avenida Libertad, por eso se pide seguridad en la ruta”, indicó. Nueve de cada diez alumnos se alimentan aquí. El comedor no se suspendió en estos días: funcionó en el jardín.
En la víspera, llegaron al edificio los inspectores Graciela Coyos y Raúl Padilla, además de la directora de la Escuela Manuel Belgrano, Alejandra Ardiles. También la edil Magalí Castro y el líder del Frente Cívico, Manuel Argüello, quienes se pusieron a disposición.