Desde el Grupo de Investigación en Simulación para la Ingeniería Química (GISIQ) de la Universidad Tecnológica Nacional Villa María se está con varios proyectos de ingeniería, donde uno de los más fuertes es el de bioetanol. Para esto trabajan seis personas entre docentes e investigadores, además de los becarios de grado y posgrado.
De comienzo a fin
“Desde el GISIQ se trabaja con una investigación aplicada, donde la diferencia está en que mientras en otras universidades se hace una investigación con el fin de ser publicada, nosotros también cumplimos con ese requisito, pero tenemos una fuerte vinculación con la industria. En este sentido, tenemos una serie de convenios firmados con las principales empresas productores de etanol del país. A lo largo de estos años se ha consolidado un vínculo beneficioso, donde la universidad ha hechos sus aportes a las empresas y éstas en lo que es equipamiento, fondos para adquisición de materiales”, explicó Luis Toselli (director del Departamento de Química y del GISIQ).
En esa línea, la Facultad, a nivel de carrera de grado, tiene conocimiento de producción de biocombustibles, las etapas del proceso, el uso de elementos que para esas distintas etapas y todo el material para hacer experiencia en pequeña escala que luego son trasladados a las grandes plantas. “Los laboratorios han crecido mucho, estamos en condiciones de tomar el proceso de principio a fin dentro de la casa: desde moler el maíz hasta obtener el producto seco como sucede en la industria y lo hacemos para analizar parámetros de proceso que después utilizamos en la investigación”, comentó.
Becarios
También, los becarios en dichas investigaciones de las carreras de grado en Química y posgrado formaron parte del diálogo con EL DIARIO Rural. Ellos son Andrés Barletta, Yanina Sánchez, Bernardo Sigifredo, Celeste Stroppiano y Romina Beltrán (Lucía Valassa y Nadia Comba no pudieron estar presentes).
Por su parte, Andrés Barletta y Celeste Stroppiano hablaron sobre los proyectos desarrollados: “Hicimos un paper para la quinta edición de un congreso de ciencia y tecnología acá en la Universidad (donde participaron estudiantes de las regionales de Córdoba, Rosario y San Francisco) y nosotros hicimos dos trabajos: uno, la obtención de bioetanol a partir de sorgo, con el propósito de comparar el rendimiento entre la clase colorada y la blanca, remplazando al maíz”. Cabe destacar que desde los grupos de investigación se habían hecho trabajos anteriores sobre el maíz.
“En el otro trabajo, que presentamos en el Congreso, comparamos los factores estrés entre levaduras industriales y levaduras de panificación, es decir que se trató, de algún modo, de ‘molestar’ a las levaduras para ver cómo reaccionaban y si producían el mismo alcohol o en qué variaba el proceso de producción”, precisó Celeste Stroppiano.
Preparación
Continuando con lo que había adelantado al principio, Luis Toselli destacó la relación que se mantiene con las empresas, donde pueden usar los mismos elementos de última generación utilizadas por éstas. “Trabajamos con enzimas que recibimos directamente de Estados Unidos, levaduras que hoy se utilizan en el mercado. Hoy todas las plantas que están funcionando en Argentina están utilizando los mismos elementos que estamos trabajando nosotros a pequeña escala”, subrayó.
En este sentido, agregó: “Nosotros pudimos cerrar el ciclo productivo por donaciones de distintos equipos por parte de las empresas. También, tenemos los matices moleculares para bioetanol que se construyó en Córdoba y fue donado por la gente de Porta y además nos hicieron lo que le pedimos, con los ajustes necesarios. Y hoy un práctico de la carrera, donde se hace el mismo proceso de obtención de etanol que el de la empresa”.
Romina Beltrán es egresada de Química, alumna de posgrado, trabaja en la Universidad y en la empresa Porta. La ingeniera es una de las cinco profesionales que han sido incorporados en el último año (a dicha empresa), que es la mitad de lo ingenieros que la empresa incorporó a su plantel profesional en relación con estos proyectos de producción de bioetanol. “Para mí fue el sueño del pibe, porque yo hice una tesis vinculada al nivel de producción que hace Porta y ahora estoy trabajando en la empresa”, expresó Beltrán.
Sobre los trabajos de investigación y el acompañamiento desde la Universidad, los estudiantes Bernardo Sigifredo y Yamila Sánchez destacaron “el trabajo en laboratorio con materiales en escala que son los mismos que vemos cuando vamos a visitar a las empresas”. Además, remarcaron “el incentivo y acompañamiento de los docentes y compañeros de posgrado”.
Para cerrar y como premisa institucional de la UTN Villa María, Luis Toselli ratificó que “a los estudiantes se los prepara para una realidad inmediata y para responder a demandas concretas. Lo fundamental de la formación es saber hacer el trabajo, porque eso es el principio de cualquier profesional que podrá desempeñarse ante distintas situaciones”.