Patricia se siente cómoda hablando. Pareciera que necesita contarle a todos su experiencia, para ayudar y para ayudarse a ella misma.
“He hecho tratamientos previos a éste en Casa Esperanza, pero fueron de un mes, de dos meses y dejaba. Cuando llegué acá, me escapé. Pensé que estaban todos locos. Pero a medida que pasa el tiempo nos enseñan a reflejarnos en el otro lo que uno es. Y hay un día en que uno toma conciencia de la enfermedad. Es una enfermedad grave”.
Ella es una de las 18 personas que anoche se graduaron en Casa Esperanza de la Asociación Nazareth, por recibir el alta en su tratamiento de rehabilitación a las adicciones.
El acto se celebró en el Salón Parroquial ubicado en la primera cuadra de calle Estados Unidos, en Villa María.
“Yo fui rescatada por la parte espiritual. Me sentí llamada por Dios y cuando tuve paz interna, encaré el tratamiento”, le confió Patricia a EL DIARIO. “Antes no sabía lo que era la voluntad, la perseverancia ni que me pongan límites. Los límites que te ponen te enseñan a vivir. Yo no me sentía bien conmigo, no me quería. El que consume tiene que saber por qué lo hace. Y yo no estaba bien conmigo. Entonces, quería mostrarle al otro que me desinhibo de todo. Siempre fui independiente económicamente, pero cuando te toca la adicción te consume de a poco”, relató.
“Recuerdo que no tenía conciencia social. Tenemos que estar muy alertas al entorno. Hay riesgos a nuestro alrededor y si no estás preparado, volvés a caer. Aprendí a amar. Nos drogamos porque no nos queremos. El vacío es llenado por una cosa que no tiene que ser”, afirmó.
Patricia sugirió a quienes atraviesan por este cuadro que “se amen y amen a Dios y a sus familias”.
Y aseguró: “El primer pecado es probar, nunca hay que probar. Porque decís: un día un poquito, al otro día otro poquito. Subís a la cima y cuando no das más, te caés y rompiste todo y hay que construir todo de nuevo”.
“Soy optimista, creo que uno puede salir de esto, pero me gustaría que acepten la enfermedad siendo jóvenes, no adultos como yo. Hay que disfrutar de la vida”, sentenció.
Esta promoción 2012 es la más numerosa desde que funciona la entidad conducida por Verónica Valentín. Y eso también refleja cómo golpea el flagelo en la sociedad.