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Silvia y Agustín recrean la presencia de Carlos Gardel en Villa Nueva, en 1881. Es en la casona de Moreno (foto gentileza Eugenia Becerra) |
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La casona de calle Deán Funes en donde reside Carlota “Chiche” Molina lució diferente. Vecinos comenzaron a llegar en la noche del sábado con la idea de hacer un viaje al pasado, rememorar viejos acontecimientos, contar anécdotas, bailar y disfrutar de una velada entre amigos.
Así, los miembros del “Ateneo La Posta” se juntaron con la idea de recordar “a la sociedad villanovense del Siglo XIX y principios del XX, en adhesión a los festejos de la fundación de la ciudad”, según contó a EL DIARIO la dueña de casa.
“La recordación estuvo centrada alrededor de las costumbres de la época, usando el lenguaje de la música y la poesía. Con la reproducción de imágenes del archivo fotográfico que posee el Ateneo, se fue desarrollando el acto que tuvo momentos de gran emoción, al mencionar a personas destacadas de entonces, como aquellos vecinos benefactores del pueblo que se convirtieron en los pioneros de tan culta y esplendorosa Villa de esos tiempos”, describió Molina de Moreno a este matutino.
En la cálida reunión se habló de todo. Se refirieron a los fundadores, a los donantes de las tierras, a los primeros poetas y escritores, a los periódicos que nacieron por el año 23 y que eran manuscritos.
También se trajo a la memoria al “Chamuyo”, en donde se plasmaban diversas notas sociales que hablaban, más que nada, “de aquellas tertulias en las amplias casonas donde habitaban las niñas casaderas de tantas familias de alto rango, las que además de reunirse allí, lo hacían en el Club Social El Porvenir, ostentoso de sedas y brocatos en sus cortinados y tapices, como en sus sillas esterilladas”, rememoró Carlota.
“También se trajo al escenario de una noche cálida en todo sentido, las remembranzas de aquellos patios de tierra bordados con el riego de las siestas, donde otras damitas de igual hermosura lucían sus melenitas llenas de ondas azabache donde estaba prendida una estrella al costado de la cabecita loca, en la alegría de un corte y una quebrada”, ilustró la entrevistada, fiel a su estilo.
Algunos invitados leyeron poemas y estuvo presente el bandoneonista Roberto Altamirano, que “con sus jóvenes 80 y pico aún tiene voluntad y profesionalismo para hacernos estremecer”.
También fue de la partida Sebastián Buffa, nieto de la anfitriona, con su voz.
“El cierre, podríamos decir sin exagerar, fue magnífico: llegó con el recuerdo de Carlos Gardel en su visita a Villa Nueva”, señaló.
“Llegó en ese momento al patio con baldozas de 1881, al patio ya muy viejo, pero aún firme de la casona de los Moreno. La imagen del Zorzal y el tango se hizo figura ahora en la pareja de Silvia y Agustín y en esa incomparable versión de ‘Por una cabeza’ y después, para bajar la cortina, ‘El día que me quieras’”, precisó.
“Nada ni nadie pudo evitar que los duendes bajaran y se instalaran allí”, concluyó Carlota.
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