“Como mamá, puedo decir que lo mejor que nos puede pasar es hacer un click para darnos cuenta y hacernos cargo. Hay que hacerse cargo. Siempre uno piensa que esto le pasa a otro, nunca a mí. Y ese es el cambio que hay que hacer”.
Lo dice Mirtha, la mamá de un joven que acaba de recibir el alta en la Casa Esperanza de Villa María, perteneciente a la Asociación Nazareth, en la que se rehabilita a personas con problemas de adicción.
“Nosotros somos parte de una generación que no ha sufrido en carne propia el tema de la droga. No la experimentamos como niños y adolescentes entonces no te das cuenta”, manifestó en diálogo con EL DIARIO.
Por cuestiones obvias, no revelamos la identidad del asistido ni de su familia.
“Mi familia no vino a esta casa por el lado de la fe y sin embargo la institución nos abrió las puertas, así que no es una cuestión de religión estar acá o no. La entidad nos puso en el camino de la salud: teníamos una familia enferma, y nos tuvimos que poner, todos (lo remarca), a rehabilitarnos”, declaró.
La señora enfatizó que “si como grupo familiar no cambiábamos la conducta, no había otra manera de salir de esto. Y el que sostiene a un adicto es un coadicto”.
Madre de cuatro hijos, afirmó que “dimos todo el apoyo necesario para poder entender esta situación y para sacarnos el mito de que la marihuana no es nada”.
“Todo -advirtió de inmediato- nos costó muchísimo esfuerzo y al final mi hijo, de 28 años, se ha graduado. Pero el camino no termina aquí, ya que lo llevaremos por el resto de nuestras vidas”.
Mirtha es una docente jubilada y psicóloga social y tiene una opinión formada sobre la eventual despenalización de la tenencia de marihuana para consumo personal. “Yo quiero un debate en serio, un intercambio de posturas que sea profundo. No vamos a cortar (el flagelo) porque la dejen libre sino por cómo es tratada”, afirmó. “Hay que combatir el narcotráfico, el ingreso y la circulación de la droga como se está dando y el gran negocio que han montado a costa de nuestra salud. No queremos drogas en ninguna parte y el Estado es el principal responsable”, sostuvo.
Por su lado, la directora de Casa Esperanza, Verónica Valentín, también cuestionó la postura a favor de la despenalización. “Se plantea desde el lugar de quienes quieren ese estilo de vida y no desde quienes no quieren ese estilo y no poseen recursos para salir de donde no quieren estar”.