Es­cri­be: Juan Manuel Gorno

En Plaza Ocampo, Alumni no parece encontrar siquiera la orilla de la salvación. Anoche siguió hundido en las mismas aguas de siempre y, aunque tiró brazadas de desesperación, la corriente derrotista fue más fuerte.
Libertad, paradójicamente, lo dejó preso al “Fortinero” en su propia casa, donde si bien pudo anotar su primer gol como local en el campeonato, fueron más los del ganador, que celebró un 3-1 final para llevarse a Sunchales tres puntos fundamentales en la lucha por la permanencia.
El público, lógicamente, volvió a explotar porque el equipo no gana de local desde febrero, pero esta vez la caída causó otro efecto: el entrenador José Manuel Vázquez renunció a su cargo y anunció que para levantar al grupo se necesita “otro técnico”, alguien que levante la moral de “los muchachos” o que les saque esa soga al cuello que los ahoga para no cometer los errores infantiles que hubo anoche, más que nunca, y que precipitaron la decisión del propio “Pistola”.
Es que, a fin de cuentas, Libertad no hizo otra cosa que capitalizar los obsequios de Alumni, justo en momentos donde parecía que la jornada de domingo podía ser fructífera para el local.
En apenas 10 minutos, Alumni había entusiasmado más que en las fechas anteriores. Tuvo un inicio formidable, con fútbol al ras del piso, dos situaciones muy claras que no se concretaron de milagro y otra más que terminó en gol.
Un desborde de Mariano Aldecoa, con tiro en el palo, y un cabezazo de Patricio Berardo -tras un córner- que fue desviado sobre la línea de sentencia, le daban crédito al equipo villamariense, tanto que a los 10m Víctor Rena, después de un tiro libre que Juan Aimar ejecutó al primer palo y provocó un rebote, guapeó en el área y rubricó el 1 a 0, muy festejado.
Sin embargo, fue el propio Alumni el que no supo controlar sus emociones y Libertad, sin haber pateado al arco, le empató el partido. ¿Cómo? A los 15m, un centro de Ezequiel Lezcano fue cabeceado por Joaquín Lencinas tan mal que la pelota se incrustó en la propia portería de Emir Basabe.
De ahí en más, el “Gallo” -en su peor noche- no se recuperó del mal trance y Alumni tampoco reaccionó como debía.
En ese contexto, el visitante entendió que podía cambiar la historia si se lo proponía, entonces Diego Velázquez se instaló por el sector de Lencinas para explotar los contragolpes de frente a Patricio Berardo (más lento), a medida que Alumni progresaba en el campo sin la claridad del inicio.
El partido se hizo abierto y por la zona mencionada Velázquez generó dos situaciones; en la primera se la cedió a Maximiliano Antonelli, que le pegó mal en el área chica, y en la segunda apareció Basabe para tapar en el mano a mano.
A los 22m, Libertad dio vuelta el marcador por otra serie de errores de Alumni, que dilapidó un tiro de esquina y cedió espacios para la contra. Encima, nadie anticipó al lungo Antonelli tras el pelotazo largo y el balón quedó en Matías Rinaudo, quien encaró a Mascambroni y Berardo, los pasó con valentía y resolvió de la mejor manera, por encima de Basabe.
Alumni quiso responder con un remate de Rena que salió desviado, pero por entonces comenzaba a surgir el grito de bronca de los hinchas.
Siempre aprovechando la mala noche de Lencinas y compañía, Libertad estuvo a punto de dar otro mazazo cuando Lastra recibió por izquierda y le pegó al arco; Velázquez se cruzó y la aseguró, pero en posición adelantada.

Contra Vazquez

Para el complemento, “Pistola” organizó otro operativo anti derrota: dejó a tres en el fondo y colocó a Esteban Canelo de volante como para ajustar la presión y sumar gente al ataque.
El arquero Brian Oro, tras un disparo de David Altuna, impidió el empate a los 10m, pero todo fue diferente en el otro arco: cinco minutos después, Lencinas quiso cubrir una pelota de frente al arco y no se percató de la picardía de Lastra, quien se la robó rápido y, casi en un mismo movimiento, definió al palo más lejano de Basabe.
De ahí en adelante, pese al ingreso de Emiliano López y de otras modificaciones que hizo el DT, el público dio su veredicto: pidió la cabeza de Vázquez y posteriormente “que se vayan todos”.
Alumni tuvo coraje en la cancha, pero le faltó serenidad y contundencia, algo difícil de conseguir cuando las urgencias son más fuertes.
El arquero Oro sacó un cabezazo de López, Aimar remató por encima del travesaño dentro del área y después el ingresado Santiago Aloi hizo revolcar nuevamente al portero de Libertad. La noche no daba para más.
Libertad tampoco quiso golear, más allá de que estuvo cerca en un par de réplicas tremendas, una de las cuales fue salvada por Basabe, tras remate de Velázquez.
En esos momentos, las banderas desplegadas por los hinchas ya se habían descolgado y la furia de la gente se expresaba en insultos.
La “Placita” volvió a ser un calvario, el equipo quedó más abajo en la tabla y el desenlace terminó con la lógica de estos tiempos: se fue el técnico.

El árbitro
Fernando Marconi, de San Nicolás, no influyó en el resultado y mostró personalidad para manejar el encuentro desde las tarjetas. Le faltó observar mejor los agarrones en las áreas, algo que pudo haber causado la decisión de penales. También se equivocó en un par de ocasiones por ubicarse mal en la cancha, pero cumplió.

La figura
Diego Velázquez fue una pesadilla para el fondo de Alumni. Aunque le faltó anotar su gol, supo explotar un sector huérfano de seguridad en el rival y desde allí provocó lo mejor en el ataque del visitante. También hubo un buen partido del arquero Brian Oro.