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El esposo de la almacenera dialogó con EL DIARIO - Foto 2: Una investigadora policial releva pruebas - Foto 3: El arma fue abandonada en el yuyal del baldío |
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Un violento asalto se registró ayer a la tarde, alrededor de las 20, en una despensa ubicada sobre la ruta pesada, casi esquina Los Mercedarios, en barrio San Juan Bautista. Fue perpetrado por tres jóvenes a cara descubierta, quienes tras herir a la dueña del local y a un cliente, huyeron con 200 pesos y un teléfono celular. Uno de ellos, portaba una vieja escopeta con caño recortado que abandonó tras el asalto en un baldío ubicado a la vuelta del comercio, sobre Mercedarios, a unos 50 metros del lugar del hecho.
Alda Ybalo (49), se llama la almacenera golpeada y Luis Mariani (17) el cliente y vecino agredido en el asalto. Proveeduría El Totón, se llamaba anteriormente la despensa (aún queda un cartel que lo atestigua). En la actualidad se llama San Expedito.
Tras ellos
La Policía intentaba dar con el paradero de los delincuentes cuando las primeras sombras de la noche caían sobre el barrio y la veintena de vecinos que se reunió en el local tras el atraco se iba dispersando. Sólo dos de ellos ayudaban al esposo de la víctima a limpiar y ordenar el desastre causado por los violentos asaltantes.
Según narró una testigo a EL DIARIO, “dos chicos, que no deben haber tenido ni 16 años, entraron al negocio e intentaron robar. La almacenera se resistió y le pegó a uno de ellos con una botella. Salieron corriendo y regresaron al ratito, aunque el que había recibido el botellazo no volvió, era otro el que acompañaba al chico armado”, dijo la mujer.
“Ahí fue cuando la agredieron con el arma, a ella y al chico que estaba comprando. Los golpearon bastante, robaron y se fueron.”
En tanto, Juan Carlos Capellino, esposo de Alda, se lamentó: “Yo no estaba, no pude hacer nada. En cuanto a mi esposa, me dicen que está bien, fuera de peligro. Le suturaron las heridas de la cabeza en el Hospital Pasteur, pero se repone. Alguna vez nos tenía que tocar”, dijo el hombre mientras trataba de ordenar el local.
Entre los yuyos
Como se dijo más arriba, siguiendo el rastro de los asaltantes, efectivos policiales que participaban de la investigación, encontraron en un terreno baldío el arma presumiblemente usada por los delincuentes para perpetrar el atraco e infligir las heridas a la almacenera y al ocasional cliente.
Hasta anoche, no había detenidos en relación al hecho.
Llama la atención la desproporción de lo violento del hecho (el piso del almacén estaba regado de sangre) y lo magro del botín (200 pesos).
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