El amamantamiento cumple un rol fundamental en la recuperación de la madre, y es la mejor alimentación para el recién nacido. Pero el malestar en los pechos puede dificultar esta etapa tan importante para ambos.
Durante las primeras semanas después del parto, el dolor y las grietas en los pezones son los principales problemas relacionados con la lactancia.
Saber cómo prevenir y tratar estas dolencias resulta esencial para continuar de manera adecuada con la nutrición del pequeño.
La Organización Mundial de la Salud recomienda que el amamantamiento se utilice como método exclusivo de alimentación durante los seis primeros meses de vida del bebé como mínimo, y luego continuar dando pecho con alimentación complementaria hasta pasados los dos años de edad.
Sin embargo, esto no siempre se cumple, ya que incluso algunas mamás optan por abandonar en determinados períodos la lactancia, debido a varios factores sociales y económicos, pero también a las grietas en los pezones y al dolor en los pechos.
Para prevenir prácticamente todos los problemas que pueden surgir en los pechos de la madre que amamanta, basta con cuidarlos adecuadamente, lo cual significa:
Una higiene normal
- Contra lo que clásicamente se venía recomendando, hoy se considera que lavar el pecho antes de cada toma no es sólo innecesario sino que puede resultar perjudicial. Es suficiente con la higiene personal habitual; tanto el jabón como el alcohol irritan y resecan el pezón.
- Algunas pomadas pretendidamente protectoras se han demostrado perjudiciales, otras inútiles; es probable que cualquiera, al mantener más la humedad y romper el equilibrio ecológico de la piel, facilite la aparición de grietas, por lo que en principio, no se deberían usar cremas ni pomadas sin una indicación médica clara.
Una buena lactancia
- Si la postura no es la adecuada y el bebé toma mal el pecho, es probable que se lesione el pezón y se produzcan grietas e incluso mastitis.
- Para protegerlo, no es preciso limitar la duración de las tomas, sino mejorar la técnica.
Grietas
Las grietas en los pezones suelen deberse a que esta zona de nuestro cuerpo está siempre húmeda durante la lactancia y porque la succión del bebé reblandece la piel del pezón.
Extremadamente dolorosas, las grietas son causa frecuente del abandono de la lactancia materna. Mucho más fáciles de prevenir que de curar, las grietas no aparecen porque las tomas sean demasiado largas, sino porque el bebé se agarra mal, lo que explica ambas cosas.
Una vez producidas, no hay ningún tratamiento ni pomada que las solucione de forma simple.
Cómo prevenir el dolor y las grietas
Comenzar con los cuidados antes que se produzcan las primeras molestias, y así preparar el pezón para toda la actividad a la que se verá enfrentado con la llegada del bebé. Para esto, es recomendable que se haga lo siguiente:
Aplicar compresas de agua tibia si está muy congestionado o duro.
Mantener los pezones y mamas limpios y secos siempre.
Si hay posibilidades, exponer un minuto diariamente el pezón al sol.
Lo más importante es lograr un correcto agarre del niño al pecho, es decir, evitar que se tome sólo de la punta del pezón y lograr que gran parte de la aréola quede dentro de su boca.
Evitar tirones al retirar al niño del pecho, para esto se introduce un dedo en su boca, o bien se le baja el mentón, hasta desarmar el vacío que hay dentro de la boca. Entonces recién ahí se retira.
Aplicar leche materna en pezón y aréola luego de alimentar a su hijo.
Tratamiento
Iniciar la salida de leche estimulando el pezón, para que ya esté húmedo cuando el bebé lo agarre.
Empezar las tomas por el pecho sano, para que el niño chupe el agrietado con menos avidez.
Variar la posiciones, buscando la que resulte menos dolorosa.
Emplear temporalmente una pezonera fina de silicona.
Dejar secar los pezones al aire o al sol.
No confiar en ninguna pomada como único remedio.
Centro Integral de Preparación para el Parto
Patricia Rodríguez de Vodanovic
Lic. en Educación Física, Kinesiología y Fisioterapia
MP 5215
rodriguezpatriciac@hotmail.com