Carlos Cena nació hace 45 años (mañana cumple 46) en el barrio Centro sur y habita desde entonces la vivienda de la esquina de Mariano Moreno y Tucumán.
“Según me contó mi abuela, en donde es mi casa funcionaba una posta, una especie de parada cuando Villa María todavía ni existía”, recordó Cena a EL DIARIO en los barrios.
“Además de mi abuela, un cloaquista me contó lo mismo, que por supuesto se lo había contado su abuela”, recordó.
Y si bien no tiene elementos certeros, cuando construyó en su misma casa espacios nuevos, encontró, al cavar cimientos, restos de utensilios de alpaca y porcelana típicos de la época.
Un poco por esos relatos orales y otro poco, porque desde chico amó la casa antigua en la que nació, decidió que las modificaciones que hiciera en su vivienda las haría respetando la fachada.
Es así que hoy va mejorando día a día su vivienda con ambientes modernos, pero conservando el estilo italiano del frente.
“Es un barrio hermoso”, cuenta, a la par que empieza a relatar anécdotas con una prodigiosa memoria.
“Mi casa tenía un patio grande y por eso era el lugar de reunión donde jugábamos los chicos. Eramos unos 15, entre 8 y 11 años, que nos divertíamos haciendo de nuestra infancia una de las más lindas”, dijo.
“Era común -ahora ya no- que las señoras estuvieran charlando hasta tarde en la vereda. Si cruzaban a conversar con una vecina, lo hacían con su silla, generando espacios comunes de amistad”, recordó.
“No se ha modificado mucho con los años. Todavía viven las mismas familias de siempre, lo que hace que nos hayamos criado en un lugar con vecinos que nos conocemos de toda la vida”, señaló, mencionando a los Fissore, Morelatto, Dutto, Bracaglia, Vals y Brochero, entre tantos otros.
“Me acuerdo de los paseos en bici con la barra de amigos del barrio. Eramos chicos y los municipales te exigían ojo de gato, linterna y los dos espejos, si no tenías eso, te quitaban la bici y te cobraban multa”, dijo Cena, haciendo memoria de que por entonces dejaban estacionado el biciclo sin ninguna medida de seguridad.
Así, creciendo con amigos y la confianza que da tener los mismos vecinos toda la vida, Carlos Cena se propuso ser el custodio de un espacio histórico, por respeto a los primeros hombres y mujeres que poblaron la ciudad.