María Inés Rigaldo es una vecina del barrio Los Olmos que viene trabajando en la Biblioteca popular Eva Perón y con la batucada Los Dragones, con el objetivo de dar alternativas a los chicos de ese sector de la ciudad, muchos de los cuales no encuentran inserción en la comunidad.
La visitamos ayer, en su lugar de trabajo, mientras bordaba con jóvenes voluntarios los trajes para la batucada y cuidaba de los niños que habían hecho la tarea escolar en la Biblioteca y todavía se quedaban para jugar.
“Me da vueltas en la cabeza todo lo que pasó”, dice, perturbada por los hechos de los últimos días.
El primero de esos hechos fue el de una movilización pidiendo la detención de un joven acusado de abusar de un niño, detención que finalmente se produjo.
El segundo, ocurrido el miércoles último, cuando un vecino atacó a golpes a otro hombre -que luego murió- acusado de abusar de un joven que era hijastro del agresor.
Los rumores en torno a la vida de los protagonistas se multiplican, aunque esos hechos ya están en la órbita judicial y será allí donde se resuelvan las situaciones.
Lo que sí sigue vigente es el espiral de violencia que quedó presente tras esos hechos, demostrando que con golpes no se cambian las situaciones adversas.
“Notamos que la comunidad está muy susceptible. Nosotros venimos trabajamos con otras instituciones, lo hacemos en red para dar alternativas, pero muchas veces, en lo personal, siento que he fallado. Pienso que no los pude escuchar a todos, aunque también sabemos que no podemos estar adentro de la casa de cada uno de nuestros vecinos”, dijo.
“Muchas veces con el MuniCerca se hacen charlas sobre adicciones, control materno, las ventajas de amamantar, de cocina saludable y económica. Pero no viene la gente. Las herramientas están, todavía no se por qué no todos se apropian”, dijo.
Para Rigaldo, la cuestión central pasa por las adicciones a las drogas, que atraviesa toda las problemáticas sociales.
“El chico que quiere salir de las drogas le pone entusiasmo, garra y sale. Pero muchas veces pensamos que nosotros ofrecemos un camino de luchas, de esfuerzo; y del otro lado están los que le ofrecen la más fácil. Sentís que remás contra la corriente. Creo que nos falta trabajar mucho, tener presupuesto para que no se caigan los programas y profundizar las acciones con la familia para que se recuperen los valores”, indicó la incansable luchadora.
Nos acompaña a recorrer las calles internas de los monoblocks del barrio Los Olmos, recordando que fueron construidos en plena dictadura militar, haciendo viviendas en altura en un lugar donde lo que sobraba era terreno.
Esa situación profundiza la sensación de hacinamiento.
“Creo que fue la política de los militares, de querer tener a los pobres aislados a todos en un lugar”, dijo Rigaldo.
Antes de despedirse de EL DIARIO, asegura que contrario a lo que se puede creer tras los últimos hechos, el barrio “es habitualmente tranquilo. Los problemas están, como en muchos otros lados, pero eso no quiere decir que es un lugar inhabitable”.
“Era un barrio tranquilo”
“Nosotros, los que vivimos de hace muchos años acá, estábamos rodeados de campo y tierra. Ahora, el barrio está creciendo y pasan más cosas.
Igual, yo le digo que a mí no me molestaron nunca”, dijo Hugo Pellizón, vecino de los monoblocks.
“Habría que abrir un taller”
“Estuvo mal el asesino, estuvo mal. Pienso que se le fue de las manos, que no tuvo intención de matarlo, dijo Emiliano Zárate, un joven habitante del barrio.
Entiende que en Los Olmos la violencia no es moneda corriente y si bien reconoce que hay problemas, como el consumo de droga y alcohol (como en otros sectores), entiende que eso no es el tema central. “No todos los que se drogan se van a alterar, eso depende de cada uno”, dijo.
Más allá de lo ocurrido, reitera que el barrio es tranquilo. “Si no, preguntale a los viajantes o a la gente que tiene que venir por acá”, agregó.
También asume que los problemas se generan, entre otras razones, por la falta de trabajo. “Se necesitaría abrir un taller, pero tratando de que todos vengan. Si los chicos que a lo mejor se pasan las horas sin hacer nada, tuvieran un taller donde juntarse para hacer algo de arte o bien para aprender a hacer rejas, todo estaría mejor”, dijo.
Emiliano es de una iglesia evangélica y muchas veces organiza reuniones en la Biblioteca para hablar con sus pares. “Hay que escucharlos, ver qué es lo que necesitan”, agregó.
Discriminados
Rodrigo Sebastián Salgueiro es un joven integrante de la batucada Los Dragones.
Entiende que el problema no es del barrio “sino que la violencia está en la cabeza de cada uno. Antes eso no pasaba”, dijo.
Lamenta que por estos hechos se profundice la discriminación que muchos sienten. “Cuando te subís a un remis y le decís que venís a Los Olmos, te miran medio mal y te preguntan si se puede entrar. Eso te hace sentir mal”, dijo.
“Los tiempos cambiaron”
“Es bastante jodido porque acá no sabés con quien tratás”, dice Hugo Fonseca, haciendo alusión a los nuevos vecinos de los monoblocks.
“Se vinieron a vivir unos chicos jóvenes, que no tienen trabajo y no son muy tranquilos”, agregó.
Indicó que antes era tranquilo el sector. “Yo vine hace mucho de Alta Gracia y se vivía normal, pero en los últimos años las cosas cambiaron”, dijo.
Está dolido por lo ocurrido en los últimos días y espera que no vuelva a ocurrir. Mientras tanto, trata de sembrar plantas en el predio en común para mejorar el sector.
Sin problemas
“En todo el sector no es igual. Acá donde vivimos nosotros es más tranquilo, sin problemas. En cambio, donde mataron al hombre, es otra cosa”, dijo otra de las vecinas consultadas, Nadia Fernanda Heredia.
“Las crisis aumentan la violencia”
Gabriel Ríos, primer director de la Escuela Granja “Los Amigos”, dialogó con EL DIARIO sobre la problemática de la violencia.
“Mi análisis no es revelador. Porque es evidente que las crisis, sin contención, aumentan la violencia, la convierten en moneda corriente para resolver los conflictos”, dijo.
El profesor de Psicología explicó que si los niños se crían en un ambiente donde la forma de afrontar la vida es a través de la violencia física o psicológica “van a creer que la única modalidad es ésa y la reproducen”, agregó.
Entiende que la problemática se da por las limitaciones económicas, “aunque eso no es excluyente, porque en sectores pobres hay muchas personas con afán de superación” y también culturales, que son más difíciles de superar.
A su criterio, con la experiencia de tantos años en la educación de jóvenes en situación de vulnerabilidad, una de las salidas es buscar espacios para atender cuestiones familiares. “En todos los barrios hay MuniCerca, donde se puede buscar la mediación como herramienta para resolver conflictos intrafamiliares y vecinales. Es una forma de encontrar otras modalidades, sin necesidad de recurrir a la Policía, que muchas veces no está preparada para afrontar esa temática y para que no se judicialicen todos los vecinos de sectores vulnerables”, concluyó.
Cena a beneficio
El sábado 10 de noviembre, en el centro vecinal del barrio, sito en Incahuasi 368, se llevará a cabo una cena baile para recaudar fondos destinados a acompañar a las organizaciones sociales que trabajan con los chicos.
Está organizada por las impulsoras de la batucada Los Dragones y la escuelita de boxeo.
El menú consiste en empanadas, pata y muslo con salsa de puerros, ensalada rusa y ensalada verde, más postre helado.
El costo de la tarjeta es de $55 y pueden confirmar hasta el mismo sábado al teléfono 155087810 o bien 4521370.