“Las cacerolas volvieron a sonar en Villa María y en toda la Argentina. No hubo banderías políticas. Sí hubo ciudadanía dispuesta a hacerse escuchar en un reclamo justo, libre y con consignas diversas, pero claras. Argentina ha hecho grandes avances, pero aún enfrenta grandes desafíos”, afirmó el dirigente de la Coalición Cívica - ARI, Alexis Aguilar.
En un escrito enviado a nuestra Redacción, el vicepresidente de la Asamblea provincial del partido de Carrió, dio su visión sobre el 8N.
El texto expresó lo siguiente: “Las protestas muestran angustia, enojo, hartazgo. Pensar como transformamos eso en algo positivo que nos permita seguir adelante tiene que ser el objetivo para una clase dirigente tanto oficialista como de la oposición. La protesta no fue dirigida únicamente al oficialismo, quienes interpreten eso no comprenderán el alcance de la misma.
Las cacerolas suenan porque hay gente que quiere cambios y no porque haya medios conspiradores que las hagan chocar entre sí. Las cacerolas suenan porque hay mucha ciudadanía que está indignada y pretende solución a los grandes problemas irresueltos. La dirigencia debe plantearse cómo avanzamos a resolver estas demandas.
Un gran acuerdo de convivencia y diálogo es el punto de partida a lo que los ciudadanos esperan dentro de una dirigencia que está siendo interpelada permanentemente.
Luego a ello debe darse propuestas concretas para los problemas urgentes que tienen la ciudad y el país en general. El kirchnerismo, incluso con sus referentes locales, hizo bien algunas cosas. La Asignación Universal por Hijo es una de ellas. A las mismas hay que mantenerlas.
Sin embargo, para los grandes fracasos de este oficialismo se debe tomar nota y dar respuestas pensadas y estratégicamente elaboradas.
La inflación y el desmanejo del INDEC y del Banco Central es algo que debe ser enfrentado y resuelto y no sistemáticamente negado. La política de infraestructura, transporte y energía ha sido pésima. La política agropecuaria de este Gobierno debe ser cambiada por completo. La calidad institucional del país debe ser reconsiderada. El avance y las presiones sobre la Justicia independiente con re-reelección de por medio debe ser categóricamente rechazada.
Los recortes de espacios a la libertad de expresión deben ser un fundamento por el cual ciudadanía y dirigencia deben resistir juntas.
Por supuesto que explicar de dónde salen los recursos y cómo se aplican las políticas de reforma en concreto tiene que ser prioridad.
El 8N demostró que en Villa María se está perdiendo el miedo y la indiferencia. La movilización de más de mil personas sorprendió a muchos. Los villamarienses debemos pasar de la queja sobre la situación actual y unirnos para ser capaces de cambiarla. Solo así podremos transformar una protesta legítima en avances concretos y cambios duraderos”.