Era una final y ambos equipos necesitaban el triunfo para quedar posicionados de la mejor manera, pensando en la última fecha. Quizás por ese motivo, es que Rivadavia lo festejó de gran manera, luego del pitazo final.
Porque el 1 a 0 que el equipo de Marcelo Santoni obtuvo ante Hipólito Yrigoyen, le permite depender de sí mismo en la próxima jornada del campeonato, sabiendo que será a “matar o morir”.
Entonces, al local le terminó doliendo como tal. Con caras largas y mucha bronca, se retiraron cada uno de los pupilos de Marcelo Sachetto. Porque hasta el empate le servía a los de Tío Pujio y ni eso pudo ser, teniendo en cuenta, que ahora deberán ganar y esperar algunos resultados para colocarse en cuartos de final.
Todo se desarrolló dentro de un marco futbolístico demasiado austero, donde las pinceladas del juvenil de 16 años Franco Gozzerino, le permitieron a Rivadavia festejar cuando parecía que la victoria se le escapaba.
La primera etapa fue pálida, tanto para el local como para el visitante. No se pudieron sacar ventajas en ese lapso del cotejo, pisando el área contraria en contadas situaciones.
A Yrigoyen le costaba mucho, de tres cuartos de cancha en adelante no podía generar juego y eso hacía que Marcelo Berardo tuviera una tarde tranquila. Salvo un cabezazo de Maximiliano Burello, que dio en el travesaño, luego del centro de Ignacio Sartoris. Eso y nada más para los “Diablos”.
Mientras tanto, al “Verde” también le costaba. La dupla ofensiva compuesta por Gustavo Cerutti y Nicolás Domínguez lo sufría, porque el balón nunca le llegaba limpio. Solo con pelotas paradas, de esa manera Rivadavia generaba peligro y hacía trabajar a Ezequiel Merani, que se alertaba cada vez que su rival lo buscaba por arriba, cuidando el cero de manera correcta.
Pero el complemento fue otra historia, porque a los 3´, la visita rompió el cero.
Cuando todavía los protagonistas se estaban acomodando, Santiago Domínguez desbordó por la izquierda y envió un centro perfecto a la cabeza de Gustavo Cerutti, para que el goleador coloque el 1 a 0 a favor del cabralense.
Rivadavia obtenía la diferencia que le daba tranquilidad para afrontar un segundo tiempo clave pensando en el futuro.
Pero Hipólito Yrigoyen salió a buscar el empate y, a pesar de que no mostraba mucho juego, conseguiría la igualdad. Se dio a los 17´, cuando Franco Ortiz envió una pelota al área, para que Burello gane de cabeza y coloque el 1 a 1.
Ese resultado lo dejaba mejor parado al local pensado en la última fecha y comprometía a Rivadavia. Mucho más aún, cuando Franco Santoni dejó con diez a los suyos, por una expulsión (26´).
Pero cuando nadie lo esperaba, Franco Gozzerino apareció por el cotado izquierdo, ingresó al área y definió ante la salida de Merani, para decretar el 2 a 1 a favor del visitante. Explosión de alegría para un Rivadavia que debía ganar sí o sí.
Con un jugador menos, los de Santoni tenían que aguantar el resultado. Yrigoyen se vino con todo y con más actitud que juego, sobre el final puso en jaque el triunfo del conjunto de Arroyo Cabral.
Porque tres chances consecutivas, casi le dan el empate agónico al local. Primero, con un disparo de Mayco Rodríguez que Grosso no pudo empujar al gol, tras rebote de Berardo. Luego, con otro disparo de Rodríguez, que Gozzerino rechazó de manera extrema. Y la última y más clara situación, un cabezazo de Gabetta, que Maximiliano Demarchi rechazó en la línea del gol, cuando todo Tío Pujio ya festejaba. Por la protesta de esa jugada, terminó viendo la roja Gabetta (45´).
Entonces Rivadavia se llevó el triunfo que tanto anhelaba, el que fue a buscar, para dejar complicado a Yrigoyen, sabiendo que la clasificación quedó sólo a un paso.
El árbitro
Adolfo Rodríguez tuvo un discreto arbitraje. Si bien sus fallos no incidieron en el trámite del partido, cometió algunos errores en pequeñas jugadas que empañaron su labor. Expulsó correctamente a Santoni y Gabetta.
La figura
Franco Gozzerino se transformó en el hombre clave de Rivadavia, producto de un gran segundo tiempo, jugando por la banda derecha, encarando a todo el mundo. Se dio el lujo de anotar el gol del triunfo.