Darío Sebastián Juárez tenía 22 años cuando, en horas de la madrugada del 24 de junio de 2006, murió de un disparo en la cabeza, en una vivienda de barrio Santa Ana de Villa María. Su novia, presuntamente la única persona que estaba con él al momento del hecho, dijo que se había pegado un tiro, y para la Justicia se trató de un suicidio.
Sin embargo, fueron numerosas las irregularidades que la familia del joven policía detectó con el correr del tiempo, a tal punto que a casi seis años y cinco meses del ocurrido el confuso episodio, la jueza de Control de los Tribunales locales, Edith Lezama de Pereyra, le ordenó al fiscal Félix Martínez que “abra una línea investigativa”.
La resolución de la magistrada obedeció a una serie de elementos de prueba aportados por la mamá de Darío, Elva del Valle Pérez, quien el 24 de noviembre de 2011 y en base a una pericia realizada por un prestigioso médico forense que ella misma contrató, presentó una denuncia penal contra las personas sospechadas de tener “algo que ver” con la muerte de su hijo.
Elva estuvo recientemente en Villa María, convocada por el fiscal Martínez para que ampliara aquella denuncia y ante lo que ella consideró una preocupante pasividad judicial, decidió hacer pública la grave situación procesal por la que atraviesa la causa.
“Quiero justicia”
“Quiero que se haga justicia, que se actúe de una vez por todas, que el fiscal tome en cuenta la denuncia e investigue todas las pruebas que hemos juntado nosotros durante más de seis años”, comenzó diciendo la mujer, casi a modo de ruego. Y añadió: “Nos hemos ofrecido permanentemente a colaborar, pero no nos han llevado el apunte. Siempre hemos encontrado inconvenientes. Nunca son suficientes las pruebas, nunca, ni siquiera un informe forense de la magnitud del que presentó el doctor (Eduardo) Gasparrini, un especialista en Medicina Forense con 30 años de experiencia”.
Convencida de la injusticia que ella y sus hijas están padeciendo y con sorprendente firmeza en las palabras, la madre de Darío le reclamó al fiscal “que cite a declarar a las personas denunciadas, que profundice la investigación y que, si es necesario, detenga a los sospechosos”.
Policía en la mira
Elva afirma que “el policía al que nosotros denunciamos como sospechoso es cuñado de quien era la novia de Darío y yerno de la dueña de la casa donde mi hijo estaba viviendo”. Y agrega un dato por demás revelador: “Increíblemente, ese policía fue comisionado por la Justicia para hacerle el dermotest a la chica (que dio negativo); eso no podía hacerlo, de ninguna manera, por ser familiar suyo. No debió haber intervenido nunca en la causa”.
Preguntada sobre las identidades de las personas sospechadas, la denunciante advirtió: “Por prudencia, y sólo por ahora, no voy a dar públicamente sus nombres, pero no tengo dudas de la responsabilidad de estas personas”.
“La condición humana de esta gente es tan baja y se sienten tan impunes que lo más probable es que con esta Justicia que tenemos me termine perjudicando yo”, añadió Pérez.
De inmediato, recuerda que una funcionaria policial que trabajó en la investigación poco después de ocurrido el supuesto suicidio declaró en la causa a raíz de haber presenciado una actitud por demás llamativa y sospechosa de la dueña de la casa donde se produjo el hecho, ubicada en avenida General Savio 242.
Y cuenta: “Minutos después de que sacaran a mi hijo, la madre de la chica que salía con Darío estaba sentada en un sillón, fumando un cigarrillo y con el control remoto del televisor en su mano, expresando en voz alta que estaba preocupada porque la noche anterior había perdido mucho dinero en el casino. ¡Acababa de morir el novio de su hija y ella estaba molesta porque había perdido plata en las tragamonedas! Obviamente que eso está incorporado a la causa, a través de una declaración hecha por la oficial en la Policía Judicial de Córdoba”.
La mamá de Darío señaló también que “uno de los policías que estuvo en el lugar del hecho declaró que había masa encefálica desparramada por todo el lugar, pero sobre la cama sólo se encontraron unas pocas gotas de sangre, apenas si se salpicaron las sábanas”.
Carátula actual
Elva indicó que, desde el punto de vista investigativo, la causa está caratulada como “actuaciones labradas” y no como “muerte de etiología dudosa”, lo que se ajustaría más a las irregularidades observadas. “Lo único que logramos es que ya no se afirme que se trató de un suicidio”, agregó la denunciante.
Cabe señalar que el médico Eduardo Gasparrini es actualmente el director del Cuerpo Médico Forense de los Tribunales Federales de Córdoba y en su pericia disintió totalmente con la primera autopsia, realizada 49 días después del hecho por el médico Ricardo Cacchiaguerra, forense oficial del Tribunal Superior de Justicia de la provincia.
El perito contratado por Pérez hizo hincapié en una fractura detectada en la calota craneana (parte trasera de la cabeza), lo que evidencia que Juárez fue golpeado antes de recibir el disparo mortal. “El doctor Gasparrini concluyó, en forma terminante, que Darío recibió un golpe violento en la cabeza que le ocasionó esa fractura y lo más probable es que ese golpe lo haya dejado inconsciente”.
“Nadie se suicida después de golpearse así el cráneo y mucho menos si está inconsciente al sufrir semejante lesión… y tampoco pudo haberse fracturado la cabeza cayéndose de la cama”, ironizó Pérez.
Con respecto al proceder de la jueza de Control, la madre del joven fallecido elogió a la magistrada, “porque gracias a ella -dijo- la causa no quedó archivada, como se pretendió hacer hace dos años”.
“El fiscal había dado por sentado que se trató de un suicidio y mandó a archivar la causa en esas condiciones”, explicó Pérez.
“Que investigue”
“La doctora Lezama le ordenó que le dé curso investigativo a la denuncia penal que hice hace casi un año con el patrocinio del doctor Jorge Johnson, de la ciudad de Córdoba”, añadió Elva. Y agregó: “En esa denuncia planteé mis sospechas respecto de la participación en el hecho de quien era novia de mi hijo y de dos familiares de ella, uno de los cuales es policía y era compañero de Darío”.
La mujer relató que “cuando presentamos el escrito, nos respondieron ‘téngase presente’, como acusando recibo de la denuncia, pero hasta el día de hoy el fiscal no citó a ninguna de esas personas a declarar”.
En aquella resolución “la jueza le dijo al doctor Martínez que hay cosas que son muy sospechosas que deben ser investigadas; entre otras cuestiones, las declaraciones contradictorias de la novia de mi hijo respecto de un croquis, además de otros elementos de prueba”.
Pese a todo lo padecido, Elva dijo que sigue “confiando en la Justicia” y que espera “que los culpables paguen por lo que hicieron”.