“Tiene más humo que la chimenea del Molino Fénix, dicho popular de las décadas de 1920 y 1930, en clara alusión a quienes se les había subido el ídem a la cabeza”, dije Julio Benítez en su libro “Te acordás hermano”.
El texto recuerda que el edificio fue construido por Francisco Soldavini, a quien secundaba su hijo del mismo nombre, quien más adelante instaló una fábrica de mosaicos.
El libro de Benítez, historiador local, da cuenta de un accidente ocurrido en el Molino cuya víctima fue Hilario Rantica, un inmigrante italiano que había sido contratado para reparar la chimenea que da al sur, al lado de las vías del ferrocarril.
La chimenea se había averiado por el ciclón del 12 de noviembre de 1928. Cuando subió a evaluar los daños, resbaló por las escaleras y quedó sujetado al arnés de su propia fabricación. Como no había escaleras de rescate, Hilario estuvo colgado en las alturas durante seis horas. Fue el propio Soldavini quien consiguió el andamio con el que pudo subir a rescatar al obrero.