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Zandrino contó que actualmente los médicos se manejan por la intuición ante casos terminales, considerando que debiera asesorar el Comité de Bioética |
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Todos los hospitales y clínicas tendrían que contar con un comité de Bioética que asesore a los profesionales de la salud.
En caso de que el paciente desee una muerte digna y la familia se oponga, tiene la autoridad el propio paciente para decidir sobre su vida.
Esas son dos de las conclusiones principales que surgieron de un ateneo de médicos en el Hospital Regional Pasteur, al que tuvo acceso EL DIARIO (y que se dio en el marco de una capacitación intrahospital) y de una entrevista que luego se le realizó a Miguel Zandrino, presidente del Comité de Bioética del Consejo Médico de la provincia.
El facultativo contestó dudas de sus colegas y luego le resaltó a este matutino que para que rija la ley de “muerte digna” “tiene que haber una precisión técnica médica, es decir estar seguro de cuál es la situación del paciente, si es terminal, si es crítico, si está con riesgo de morir o ya con la certeza de que la muerte está cerca”. Precisó que ese es el criterio técnico pero que también entra en juego el criterio ético, que analiza las medidas a tomar ante un caso terminal.
Tras advertir que esta ley, sancionada en mayo de este año, amplió a la de los derechos del paciente sancionada en 2009, aclaró que “es muy difícil” determinar el estado de salud desde el punto de vista técnico. Fue cuando este cronista le preguntó si no se confundían los límites entre la persona en estado crítico y la persona en estado terminal.
En ese sentido, dijo que es más probable que pueda precisar la situación “el médico experimentado de terapia, el de los servicios de pacientes terminales, que tiene un conocimiento técnico y de experiencia” y remarcó que se tiene que escribir en la historia clínica que se halla en estado terminal por determinada razón. Y además, añadir que está la orden de no reanimar, por ejemplo en caso de un paro cardíaco.
Consultado sobre qué debe ocurrir cuando la voluntad del paciente se contrapone a la de sus familiares, subrayó que si el enfermo está consciente y con autonomía decide él. Y apuntó que se necesitan “buenos médicos y médicos buenos”.
Cuando se le preguntó si es indispensable que funcione un comité de Bioética dijo que no, pero que “todas las instituciones grandes debieran tenerlo”. “El Hospital lo tuvo y como ocurre en muchísimos lugares dejó de funcionar porque son ad honorem”.
“La muerte digna es la solución entre la eutanasia y el encarnizamiento terapéutico, que es no dejarlo morir. La muerte digna tiene que acompañar a la naturaleza en su ciclo”, declaró.
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