En una columna exprese que nosotros realizamos tareas como lo hace el médico rural: imprevistas, y que solucionamos por respeto al plantel. Hace 30 años no había lugares con iluminación (hay carencias actualmente, se imaginan antes) y por eso nos arreglábamos de una manera que pueden ser risibles, pero nos servían para salir de paso.
En el bulevard hacíamos trabajos tácticos con dimensiones mínimas, espacios de 20 por 20 metros; todo eso porque se cortaba la luz en la cancha o estaba inundada de agua y allí mecanizábamos las distintas líneas, pero tenía mucho cuidado, porque en dicha arteria se unen las rutas 9 y 158.
Sin dudas, que todo esto no se puede hacer sin la colaboración ni la concientización del plantel... De esto ya hace más de 13 años y tuvimos la suerte de salir campeones.
Estas son algunas de las tantas anécdotas y ojalá sirvan para no bajar los brazos ante las dificultades.
El bulevar: un espacio reducido
De la creatividad, convicción y pasión que pongamos en nuestra tarea, dependerán los resultados. En una oportunidad entrenábamos en horario nocturno, el único lugar para practicar eran los canteros de un bulevar. En espacios con parcelas de 20 por 8 metros.
En esos espacios reducidos colocamos los jugadores por líneas, buscando mecanizar tanto los movimientos defensivos como ofensivos, o por lo menos dar una idea de ello.
Rogábamos que la pelota no saltara al pavimento y con dedicación y el deseo de progreso del plantel, conseguimos importantes logros.
El balón: marche preso
Situaciones inverosímiles se suceden en este rival y demuestran lo difícil que resulta encontrar lugares para entrenar, (y cada vez hay menos). Una vez practicábamos de noche frente al Cristo Redentor de Villa María; en esos tiempos, era un lugar despoblado que se hizo famoso por ocurrir un caso de violación, por lo que fue iluminado, circunstancia que aprovechamos para practicar. Al tiempo de hacerlo se paran dos de la Estanciera de la Policía, una de cada lado, cerrando las posibles salidas. No entendíamos nada. Se baja un oficial del vehículo y le dice a un agente: ¡deténgalo!, éste salió corriendo y se apoderó del fútbol.
El oficial me dijo: "Mañana a las 10 horas lo espero en la Comisaría". Se retiraron, terminó la práctica y nos quedamos mirándonos sorprendidos. Al otro día, en la Comisaría, el oficial me explicó que unos vecinos se habían quejado y me devolvió el balón, pidiéndome que buscara otro lugar para evitar quejas. Terminamos riéndonos de la situación, pues él también era futbolero.
Esa mentalidad
Al iniciarse uno trata de conocer todo, como el médico del pueblo. La existencia de problemas es producto de una mentalidad. Por ejemplo, en una oportunidad comenzamos a trabajar con 30 chicos de divisiones menores y teníamos una sola pelota. Entonces, era común suspender las prácticas por la rotura de la misma.
Como nosotros tenemos que transmitirle al chico las ganas y las soluciones, aprendimos a emparchar y coser para continuar jugando, a pesar de que la división superior disponía de varias pelotas que no utilizaban porque únicamente corrían alrededor del campo. Cuidar el futuro, no debe ser puro palabrerío, aunque lamentablemente, aún seguimos en la misma.
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