El mensaje en la conmemoración de esta enfermedad se centra, una vez más, en la prevención de esta malformación congénita y en la necesidad de mejorar la calidad de vida de los afectados desde niños.
La espina bífida consiste en una alteración que presenta una variedad de anomalías en los arcos vertebrales. Es necesario tener presente que el desarrollo de la columna, la médula y las meninges implican un proceso de enorme complejidad, pasible de sufrir durante la vida embrionaria desórdenes en la formación que pueden provocar malformaciones que se dan desde la piel hasta la médula espinal.
La espina bífida es un defecto de la columna vertebral provocado por la falta de fusión de uno o más arcos vertebrales posteriores con o sin protrusión (desplazamiento de un segmento o un órgano por aumentar de volumen o empujado por otro) de la médula y las meninges. Se localiza mayormente en la parte mediana posterior, aunque existen casos con protrusión intraabdominal.
Puede haber casos de afección en la mitad de la médula y se localiza desde el cráneo, en la región occipital y otras veces en la parte frontal conocida como encefalocele hasta la región sacro-coxígea.
Investigaciones acerca de la enfermedad llegaron a concluir que se produce entre la segunda y tercera semana de gestación siendo el día 28 del desarrollo clave para detectar espina bífida. De cada mil embarazos uno presenta afecciones del cordón espinal o el cerebro.
Las malformaciones congénitas se producen como resultado de una batalla que el organismo ha mantenido en una fase precoz y se las puede considerar como una huella de un accidente intrauterino, por lo general inevitable.
Sin embargo, aquellos niños con grados menores de espina bífida o pocas secuelas al momento de nacer pueden desarrollarse mentalmente y físicamente, aunque para casos de graves malformaciones la calidad de vida disminuye de manera considerable.
Una de las formas de prevención sin lugar a dudas es la información. Por falta de ella, en Argentina se registran mayores porcentajes de recién nacidos con espina bífida, que oscilan entre dos cada mil.
La espina bífida puede prevenirse en muchos casos mediante la ingesta de ácido fólico siempre que las embarazadas lo consulten con su médico antes del embarazo propiamente dicho. Al conocerse el resultado de una encuesta de hace unos años que arrojó que de un universo de mil mujeres en edad fértil, el 90% desconocía los efectos preventivos de esta vitamina, el Senado de la Nación declaró que la tercera semana de noviembre es la Semana Nacional de Difusión de la Ingesta de Acido Fólico.
En Argentina, asociaciones para la espina bífida e hidrocefalia realizan campañas y actividades relacionadas con la difusión, prevención y capacitación de profesionales para que se transformen en agentes multiplicadores.
Instituto de Neurociencias del Desarrollo Integral (INEDI)