Du­ran­te la ma­dru­ga­da de ayer el tem­po­ral de vien­to y agua azo­tó la re­gión y tam­bién afec­tó a la ciu­dad de Her­nan­do.
En esa lo­ca­li­dad, des­de las 2 de la ma­dru­ga­da y has­ta apro­xi­ma­da­men­te las 9.30 es­tu­vo in­te­rrum­pi­do el ser­vi­cio de ener­gía eléc­tri­ca de­bi­do a pro­ble­mas en la lí­nea de Tan­ca­cha. Se­gún lo in­for­ma­do por Wal­ter Ro­ma­no, de De­fen­sa Ci­vil de la ciu­dad, se pro­du­jo la caí­da de pos­tes de la lí­nea de te­lé­fo­no so­bre ca­lle 25 de Ma­yo al 1300 y so­bre ca­lle Alem Sur, a los que se les ha te­ni­do que co­lo­car un tu­tor. Tam­bién hu­bo ga­jos de al­gu­nas plan­tas que han si­do tum­ba­dos, uno de és­tos so­bre ru­ta pro­vin­cial 6, fren­te a lo que se co­no­ce co­mo la quin­ta de To­sat­to, que tu­vo que ser co­rri­do de la car­pe­ta as­fál­ti­ca, por el fuer­te vien­to que al­can­zó rá­fa­gas má­xi­mas de 85 ki­ló­me­tros por ho­ra. El to­tal de llu­via re­gis­tra­da en la ciu­dad fue de 40 mi­lí­me­tros.

Se­ve­ros da­ños en el Ae­ro­club

Los fuer­tes vien­tos que so­pla­ron du­ran­te la ma­dru­ga­da de la vís­pe­ra cau­sa­ron se­ve­ros da­ños en el Ae­ro­club her­nan­den­se, ubi­ca­do so­bre la ru­ta pro­vin­cial 10, a unos 11 ki­ló­me­tros de la ciu­dad.
Los da­ños en el han­gar que se ha­bía ter­mi­na­do de cons­truir ha­ce muy po­co y to­da­vía no se ha­bía inau­gu­ra­do fue­ron to­ta­les. En tan­to en el han­gar de Víc­tor De­la­feu las rá­fa­gas arran­ca­ron los por­to­nes del fren­te y su­frie­ron da­ños los avio­nes que se alo­ja­ban allí: en la uni­dad del pro­pio Ae­ro­club le fue tor­ci­da la hé­li­ce, por lo que una vez re­pa­ra­da, de­be­rán ser tras­la­da­dos a al­gún han­gar de un ae­ro­club ve­ci­no y en su de­fec­to de­be­rán de­sar­ma­se y guar­dar­se por pie­zas. Las cha­pas de los gal­po­nes fue­ron arras­tra­das unos 500 me­tros ha­cia el cam­po ve­ci­no, in­di­ca­ron los di­rec­ti­vos de es­te es­pa­cio a la emi­so­ra lo­cal RH1 Ra­dio In­te­gra­ción.

Fotografías: 1) Algunos postes debieron ser reforzados con “tutores”
2) En la imagen se observa el estado en que el viento dejó el hangar, con chapas retorcidas por su furia