En el campo del trabajo social, comprometido, existe el convencimiento de que las acciones de servicio al prójimo no deben darse a conocer. Sin embargo, hay algunos casos en los cuales conviene hacerlo, porque de esa manera esos actos pueden ser imitados.
Y es por ello que nos parece oportuno reseñar, aunque sea brevemente, el gesto de la comisión Directiva de ALPI para con una jovencita de 20 años que recibe tratamiento de rehabilitación en la institución.
Anahí Sánchez es el nombre de la chica, que en una de sus visitas a un profesional de la entidad, comentó su deseo de prepararse para “llegar algún día a ser secretaria”.
Pues bien, la frase quedó flotando entre las paredes de la institución que tiene sede en la esquina de Mendoza y Pasteur, hasta que llegó el momento de realizar un recambio en materia de informática.
Fue entonces cuando alguien sugirió que “a la vieja computadora la podemos reparar y dejar en perfectas condiciones para que Anahí pueda realizar sus prácticas”,
Dicho y hecho, la entrega se demoró lo que tardó un técnico en acondicionarla y agregarle los programas necesarios.
Una historia simple, sencilla, pero importante para tener en cuenta.
Siempre, claro está, partiendo de la base que es bueno compartirlo todo, inclusive aquello que no nos sobra.
Una página más escrita por desde lo social, que demuestra aquello de que “la solidaridad es la ternura de los pueblos”.