Escribe:
Pepo Garay
Especial para EL DIARIO
La llaman “La Playa de la Patagonia” y la verdad es que la presentación no le podía sentar mejor. Con una atmósfera propia de las regiones sureñas, Las Grutas atesora hermosas riberas que nada tienen que envidiarle a los balnearios bonaerenses. Al contrario: las cálidas aguas del golfo San Matías hacen que el pueblo le saque varias cabezas de ventaja a las villas veraniegas de Buenos Aires.
Para los que se hayan cansado del frío y el movimiento abrumador de Mar del Plata y sus vecinas, Las Grutas representa una buena oportunidad para quebrar la rutina de las vacaciones. A 15 kilómetros de San Antonio Oeste (municipio del cual depende administrativamente), al noroeste de la provincia de Río Negro, el balneario ofrece una opción diferente: la oportunidad de pasar semanas echado en la arena, pero en contacto directo con la naturaleza.
Aguas azules
El nombre de la aldea se explica por las grutas que el mar formó en los acantilados de su costa. Estas especies de cavernas han sido moldeadas durante milenios por el agua de las olas y las lluvias, que transformaron a los insípidos paredones rocosos en un atractivo visual admirable.
Sin embargo, el principal aliciente de la villa radica en sus estupendas playas, que se despliegan a lo largo de la bahía. Diez paradores (o “bajadas” como las llaman los locales, ya que, efectivamente, las mismas están ubicadas por debajo del nivel de las calles) alojan hermosos escenarios de dorada arena y aguas azules. La temperatura del mar es ideal, por lo que los chapuzones se hacen extensos y reparadores.
En ese contexto se destacan además actividades como el buceo (altamente recomendable por las favorables condiciones climáticas), el avistaje de lobos marinos (sobre Punta Villarino, a tres kilómetros de distancia) y la pesca deportiva (ya sea desde la costa o en embarcaciones).
El centro de Las Grutas aporta a su vez la posibilidad de pasear por sus tranquilas callecitas de tierra, entre las que se acomodan hoteles, hosterías, cabañas y un buen número de bares y restaurantes. Allí la oferta culinaria se compone básicamente de pescados y mariscos. También se recomienda visitar la Feria de los Artesanos, un clásico grutense con más de 25 años de trayectoria, capaz de albergar alrededor de 100 puestos durante la temporada.
Asimismo, existe la oportunidad de visitar puntos turísticos cercanos, como La Rinconada, El Buque, El Sótano y Cañadón de las Ostras, paraísos distantes a pocos kilómetros del centro. Otro sitio que sobresale es Piedras Coloradas (a cinco kilómetros), un asentamiento rocoso de tonalidad rojiza, óptimo para quienes buscan aún más tranquilidad.
Pulpero
Además del turismo, Las Grutas vive de la pesca: pejerreyes, sábalos, salmones, almejas, calamares y camarones son algunos de los especímenes más buscados por los pescadores.
No obstante, la actividad típica de la zona reside en la captura de pulpos.
Desde hace décadas, la pesca de moluscos es una verdadera tradición allá por San Matías. Una tarea a través de la cuál subsisten cientos de familias asentadas en las riberas del golfo.
Alguien vio en esta labor una veta turística y casi de inmediato se puso en marcha la excursión denominada “Pulperos por un día”.
Guiados por los humildes pescadores, los visitantes tienen la posibilidad de descubrir los secretos de la profesión y las peculiares formas de vida de quienes la llevan a cabo.
Una manera de apreciar aún más el adorable entorno de Las Grutas y de conservar en la memoria ese aura tan especial que la resguarda.
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