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El peregrino impertinente
Mucho se ha hablado sobre el conflicto de las papeleras y mucha agua ha corrido debajo del puente en ese sentido. Hoy vengo humildemente a aportar mi granito de arena a tan singular chusmerío, para que las viejas puedan tener algo sobre lo que cotorrear esta semana. Se trata de una observación que algo puede sumar a la causa.
Pensándolo bien, y para ser absolutamente sinceros con ustedes, lo que les voy a decir no va a sumar ni una mísera molécula a la causa. Pero bueno, tanta fruta han batido sobre este tema que qué le hace un par de manzanas, una pera y medio kiwi más.
Quería contarles sobre la vez que visité Fray Bentos, en Uruguay, ciudad donde está instalada la pastera Botnia. Por allí pasé, cruzando para el lado argentino, y pude divisar esa lúgubre factoría. Alrededor sólo se ven espacios verdes y algún que otro camión que llega a descargar troncos marca “Heinze”.
Hogar de villanos
Allá, a lo lejos, aparece la espeluznante figura de Botnia. Yo no sé si será por la construcción simbólica que los ecologistas han formado en nuestro imaginario, pero de verdad que se ve tenebrosa. Esas chimeneas insolentes hablan por sí solas. A mi hasta me pareció ver salir por un balcón a un finlandés onda Mika Hakkinen quien, habano en mano, reía estrepitosamente, mientras unos rayos centelleantes caían de fondo.
No les miento. Si villanos de la talla de Lex Luthor, Gargamel o el Rey Juan Carlos de Borbón vinieran a vivir a Sudamérica, de seguro elegirían Botnia como su lugar de residencia. La obra es casi tan siniestra como la mansión del ciudadano Kane o la del Señor Burns.
Eso es todo lo que tenía para contarles sobre el tema. Ya sé que se quedaron con las ganas, pero así es la vida.
(www.peregrinoimpertinente.blogspot.com)
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