Así como de infinito es el dolor, infinito es el agradecimiento de nuestra familia hacia Bomberos, Policía, personal del Hospital Pasteur, del Sanatorio Cruz Azul, amigos, compañeros, colegas, médicos, enfermeros, enfermeras, Clínica Marañón y todas las personas que estuvieron con nosotros en este momento que nos tocó vivir.
Dios nos prestó a nuestra hija sólo por 17 años, El decidió llevársela. Ahora se transformó en un Angel que nos cuidará desde el cielo.
Nuevamente gracias.
Los papás de Araceli Becerra, Sergio (“Chechi”) y Mariana