A pesar de tratarse de un hecho que muchas veces genera conflictos violentos entre las partes involucradas, ayer por la tarde en la cuadra de Parajón Ortiz al 800 se produjo el desalojo de un hogar sobre una familia compuesta por una persona mayor y sus dos hijas menores.
Hasta el lugar acudió un periodista de este medio para constatar los hechos y para recoger testimonios, con el afán de clarificar los hechos.
Todo se dio en absoluta paz, pero Carlos Alberto Casas, quien debió abandonar el sector, se mostró muy molesto y abatido por la situación. “Hace 40 años que vivo aquí, desde que nací, y de eso tengo como testigo a todo el barrio. Ahora no tengo adónde ir a vivir. La gente que dice ser dueña del terreno le hizo un contrato de alquiler trucho a mi hermana y con eso la Justicia les dio la razón a ellos y me terminaron desalojando a mí. Ese contrato trucho lo hizo una tal Sandra Ferrari, que vive aquí al lado de mi casa”, señaló y añadió que “en este momento no tengo adónde ir a vivir. Una señora vecina me va a facilitar un lugar en donde dejar mis cosas, porque si no las tengo que dejar en la calle”.
El damnificado también aprovechó la situación para enviar un mensaje a la Justicia: “Quiero que se haga justicia. Alguien de Tribunales tendría que haber venido e investigado más las cosas como son. Este es un error de la Justicia, que tiene que ver más a la gente y salir a recorrer las casas, no mandar a un martillero y que me desalojen como lo hicieron”.
“Yo tenía una notificación de desalojo y la abogada de la Municipalidad me dijo que iba a tratar de dar una mano. Hoy (por ayer) me llamó y me dijo que me iban a tratar de conseguir una casa”.
“Para que no haya inconvenientes, decidí irme por las buenas, yo no le hago problemas a nadie, pero la vida tiene vueltas”.
Por último, Casas se refirió a otro problema que viene atravesando en los últimos tiempos: “Tengo dos hijas, una que tiene 15 años y otra que tiene 11. En agosto tuve un problema con mi hija de 15 años, que me la abusaron sexualmente los policías de Oliva, y ahora está embarazada de cuatro meses. No puedo estar en la calle con ella en las condiciones en las que se encuentra, encima tiene problemas de tensión”, relató. “Lo peor de todo esto es que la Justicia no me dio un peso para ayudarme con el problema de mi hija, que fue violada, yo tuve que hacerme cargo de todos los gastos necesarios para que se le hagan las pericias para la causa. El boliche en el cual ocurrió el hecho también tiene responsabilidad porque dejó entrar menores al lugar y porque dejó que mi hija, siendo menor de edad, se alcoholizara”, completó
La otra campana
Gustavo Ferrari expresó ser hermano de la propietaria del lugar y también se refirió a la situación.
“Carlos Casas no quiso dejar el terreno de mi hermana, entonces se inició un juicio de desalojo hace cuatro años”.
“Se hizo todo lo legal, todo lo posible, se le dio su tiempo para que se vaya y no se retiró, así que tuvo que venir el fiscal a retirarlo”.
“Se le pagó lo que tiene plantado acá, están los recibos de todo”.
“Desde 1986 el lugar pasó a ser de mi hermana (Sandra Ferrari). Se hizo una usucapión y después de los 20 años se escrituró”.
“Esto es sencillo, si nosotros no tuviéramos todos los papeles en regla el juez no hubiera labrado la orden de desalojo”.
“No es cierto que Casas vivió toda la vida aquí, que cualquiera se fije en Tribunales que él tiene 4 ó 5 domicilios asentados en la Policía, incluso tenía casa propia”.
