Escribe: Juan Quiñones
El fallecimiento en nuestra ciudad de la joven Araceli Becerra, en un siniestro de tránsito, conmocionó a la sociedad villamariense, que volvió a plantear, por qué un fenómeno social como el de los siniestros de tránsito, que tiene una larga permanencia de tiempo en Argentina desde su aparición en la década del 90 hasta nuestros días, todavía no ha podido ser controlado y este interrogante nos movió a ensayar una repuesta, desde la perspectiva del conocimiento empírico.
Los siniestros de tránsito son, como fenómeno social, perteneciente a la disciplina sociológica, es decir es la sociología la encargada de dilucidar las causas que la producen, pero por su aplicabilidad es también un problema de la disciplina política, en tanto el saber político no sólo se propone conocer como está hecha cierta realidad, sino también cómo operar sobre ella. Vale decir entonces, que el conocimiento empírico es un conocimiento para aplicar y tanto la Sociología como la Política son saberes de aplicación operativa, es decir, instrumentos para intervenir sobre la realidad, según el criterio pragmático de verdad, en la que es verdadera la solución que funciona, la que alcanza el éxito, no la que fracasa. Por lo que una primera conclusión sobre la permanencia del fenómeno, nos plantea tres alternativas: a) Hay un diagnóstico equivocado sobre las causas que producen el fenómeno. b) Hay un error de cálculo en las políticas que se aplicaron o c) Hay un mezcla de ambos lo cual hacen imposible que los objetivos propuestos tengan los resultados esperados.
¿Qué es aplicable o inaplicable?
La noción de aplicabilidad a la que me refiero, no tiene que ver con la fuerza que dispone el Estado para imponer un programa tendiente a conseguir cierto orden y control sobre el fenómeno y que pueda tener éxito. Toda la fuerza del mundo, no es capaz de impedir que la aplicación de un proyecto fracase y provoque un rechazo social tan fuerte que lo haga inaplicable. Por lo que entiendo como aplicable al proyecto que no genera rechazo, que tiene posibilidades materiales de realizarse con éxito. Este objetivo de controlar el fenómeno y reducir sus efectos a niveles más aceptables debe ser un objetivo compartido por toda la sociedad, de otra manera digamos que es casi imposible ganar un partido con la hinchada propia en contra. Es decir los procedimientos no deben ser arbitrarios o desproporcionados y deben ser razonables antes que racionales
La ciencia empírica de la Política, está tironeada en dos direcciones opuestas, hacia arriba por la Filosofía y que por estar más allá de lo empírico no sirve para hacer política y hacia abajo, en la dirección de la acción política corriente de la luchas entre las ideologías en pugna, con lo cual las soluciones que se proponen son ideológicas, pero como la ideología no es conocimiento, no sólo fracasan, sino que agravan la situación en vez de controlarla.
Por lo contrario, el conocimiento empírico es un conocimiento que se afinca en la experiencia tangible y directa de algo, es un conocimiento que se basa en lo hechos y no en las ideas o creencias que cada uno de nosotros tiene de la realidad. De manera que la permanencia del fenómeno de los siniestros de tránsito está directamente ligado a un tratamiento político inadecuado de la problemática, y aunque muchas veces se presentaron proyectos con pretensiones “científicas” siempre terminaron mostrando la ideología que se pretendía, pasar de contrabando.
Conclusiones
Si la franja etaria más afectada (16 a 21 años) por los siniestros de tránsito, es “difícil de controlar”, es porque hay errores de cálculos entre los fines y los medios empleados, que indican que hay que cambiar de estrategias y revisar procedimientos, para poner a los jóvenes de nuestro lado. Lo que trato de decir es que aquí la política de la que hablamos, no tiene nada que ver con la que hacemos en el barrio o la plaza pública, en donde tratamos de convencer con discursos emotivos y apasionados, aquí la política por el contrario, tiene una proyección más específica ¿esta proposición es aplicable? ¿Funcionará de acuerdo a lo previsto? Y la repuesta es: funcionará si la proposición es empírica y es verdadera, cuando funciona, de lo contrario hay dos opciones o mi conocimiento empírico era insuficiente e inadecuado para resolver el problema o mí proposición no era empírica y me equivoqué al considerarla como tal. De manera que la regla que hay que seguir en estos casos sería la siguiente: todas las proposiciones empíricas son aplicables, y viceversa, todas las proposiciones no empíricas no son aplicables. En estos términos la repuesta a la pregunta ¿es posible controlar y reducir los siniestros de tránsito? No sólo es positiva, sino también posible.