|
|
|
|
|
|
|
La Fábrica tenía 1.200 empleados antes de la década privatista. Hoy son 340 |
|
|
|
|
|
“La realidad que nosotros vemos es el mejor fundamento para contestar al compañero (Roberto) Battaglia”, indicaron desde CTA Villa María al inicio de una nota enviada a EL DIARIO y que reproducimos.
“De los 340 operarios que hoy tiene la Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos de Villa María (llegó a tener 1.200 y desde allí, tendría que partir el balance), el 60% no tiene estabilidad, es contratado. El 80% hace horas extras para mejorar el salario en un trabajo altamente insalubre, cambiando salud y vidas por un peso más en el bolsillo para que alcance. Tanto los 3.500 pesos extras que cobran los compañeros, el asueto por el Día de Villa María, el proporcional por vacaciones, así como otras conquistas, fueron arrancadas al Gobierno por la histórica y ejemplar lucha sindical de ATE, que continúa.
Nadie se las regaló. La mayoría no paga impuesto a las ganancias por sus sueldos (vaya medida nacional y popular), porque la mitad de los haberes está en negro, precarización que también continúa y hará que cuando se jubilen, cobren la mitad y menos aún de lo que hoy ganan en actividad. Y a pesar de los discursos, la FMPE sigue sujeta a privatización, trabajando en general con las mismas máquinas que en los 90, igual que en la época de (Carlos) Menem. La evolución salarial, tecnológica y estratégica de la Fábrica durante el kirchnerismo que sostiene el compañero Battaglia, es, entonces, bastante discutible.
Y esto no puede ser de otra forma, porque la historia que intenta contrastar el compañero con un antes y un después para la FMPE y el país no comenzó en 2003 cuando llegó el kirchnerismo. La realidad dice que hubo un ‘argentinazo’ en el año 2001, un triunfo popular que antes de que llegaran los Kirchner se llevó puesto a cuatro presidentes, al régimen bipartidista PJ-UCR (quedando sólo una pata) y al neoliberalismo, fundamentalmente de la cabeza de la gente que puso a la ofensiva a los trabajadores, pero que aún no encuentra cauce político. Todos los gobiernos, desde aquella insurrección del 19 y 20 de diciembre, que dejó 36 mártires en las calles, son débiles (no pueden aplicar sus planes liberales de siempre) y se ven obligados a mirar un poco para abajo y abrir la mano, tomar algunas medidas reclamadas por años por el campo popular (derechos humanos, estatizaciones, pensiones, asignaciones a hijos de desocupados y no registrados, etcétera), luego de haber estado exactamente en la vereda privatista de enfrente, pero sin ir a fondo, más por necesidad que por convicción, para no salir con un helicóptero como (Fernando) De la Rúa.
Esa realidad hizo que los que querían cerrar la FMPE en los 90, y que son exactamente los mismos kirchenristas que hoy gobiernan nuestra ciudad y el país, no lo hayan podido hacer y hoy hayan cambiado el discurso, sólo el discurso. Pero al terminarse el derrame de plata y golpear ahora en Argentina la nueva crisis capitalista mundial, el Gobierno muestra su verdadero rostro de derecha, ley antiterrorista para encarcelar a los luchadores, al estilo fascista, impuesto a las ganancias para los que ganan más de $5.700 (cuando la canasta para vivir es de $6.000) asignaciones familiares con topes, con hijos de primera y de segunda y otros que no cobran, jubilaciones vergonzosas de $1.800 para el 80% de los jubilados nacionales, ley de ART que eliminó la doble vía y el fuero laboral para los trabajadores, etcétera.
Nuestra CTA liderada, por (Pablo) Micheli y los trabajadores que representa, sí sabe lo que pasa en la FMPE de Villa María y también sale juntos con otros sectores más carenciados de los barrios, víctimas de la política de ajuste y represión que están llevando adelante los gobiernos, que no les ofrece viviendas dignas, sino calabozos a través del Código de Faltas.
Los trabajadores no viven de discursos lindos, sino de la realidad. Saben que lo que tienen lo han conseguido peleando. Por eso, los compañeros de la Fábrica hicieron paro total y salieron a la calle el pasado 20 de noviembre.
Los que deberían dar explicaciones a los trabajadores son la CTA de (Hugo) Yasky y la CGT de (Antonio) Caló, que decidieron, en contra de la clase, que tenían que ir a laburar para los patrones y no movilizar. Eso sí es hacerle el juego a la derecha.
Por último, le decimos al compañero Battaglia que el rol de los sindicatos, para nosotros, fue y es el de buscar la unidad de la clase y representar los intereses y sufrimientos de los trabajadores. No de los gobiernos”.
Otras notas de la seccion Locales
Olaviaga y Bedano en el racimo de opciones
Los comicios marcados por la presencia de Zannini y Cavagnero en las boletas
"Ya no es factible sostener la imagen de familia dominante"
Entusiasmo y aprendizaje: lo que dejó la Feria de Ciencias
"Cada vez más niños se involucran en la ciencia"
|