Dice que está “contento” porque en todo el año recorrió, fiel a su estilo, muchas parroquias. Una de las primeras cosas a las que hizo referencia en la entrevista tuvo que ver con el aumento de precios y ahí puso la mirada sobre empresarios y comerciantes: “No puede ser que un artículo que en una cuadra cuesta 7 pesos, en la otra esté a 17”, cuestionó monseñor.
- Se llega a este fin de año con un documento suscripto por los obispos de todo el país que advierten sobre la división social. ¿Cree que cuando la Iglesia se expresa es más cuestionada que cuando lo hace otra entidad? ¿Por qué ocurre esto?
- Creo que es porque molesta y lo demuestran las reacciones. A veces estas respuestas se dan con irrespetuosidad. La Iglesia tiene relación con el Estado, no se puede descalificar lo que dice el Episcopado de esta manera. Al documento se lo elaboró durante una semana. Cuando uno dice una realidad, molesta. Lo suscribimos el ciento por ciento de los obispos y se trabajó una semana con especialistas como economistas. Este año tuvimos conferencias sobre las drogas, por ejemplo. Hace 13 años que estoy en el Episcopado y podemos equivocarnos, sí, porque no somos infalibles, pero la consulta se hace, se escucha. Y los obispos están en todas las zonas del país. Se aprovechan de defectos que tenemos para cuestionarnos. Se descalifica al mensajero para no aceptar el mensaje. Hay que discutir con argumentos, no se puede descalificar, por eso la ruptura social. Por otro lado, la Iglesia no está diciendo nada nuevo, hay quienes me dicen que llegamos tarde con este pronunciamiento. Incluso este cuadro no es de ahora ni de este gobierno, viene de lejos.”
- ¿Experimentó muchas situaciones de esta índole a lo largo de su vida?
- “Hubo épocas difíciles, como en el 73 en adelante... ya era sacerdote y había muchos miedos, y el miedo divide a la persona, que tenía una inseguridad permanente. El problema nuestro tiene años, alguien decía que desde el 30 nunca se estabilizó la Nación y hemos vivido entre golpes de Estado y gobiernos democráticos que nunca terminaron su período. Los 30 años de democracia reciente son equivalentes a los de antes del 30. Es un problema serio y grave. Y hay que repartir un poco las culpas. El documento fue dirigido a todos, incluso a la Iglesia. Sin dudas que alguien tiene mayor responsabilidad, pero nos hace falta ser ciudadanos. La democracia no se hace sólo cuando se vota. Simplemente sería clave que se viviera la Constitución Nacional. Las cuestiones del país son de fácil solución si nos pusiéramos de acuerdo y tomáramos a la Constitución como modelo.
Rovai hizo una pausa y remarcó: “Yo siempre estuve en contra de golpes de Estado, peleaba hasta con mi familia. Enterrábamos a mi papá con el golpe a Isabel y yo peleaba”. “Este es un país con recursos que no los tiene Chile y Uruguay, por ejemplo”, añadió.
- Las encuestas refieren una notoria caída en la imagen de la presidenta, pero también de los referentes de la oposición. ¿Por qué cree que no emergen nuevos líderes?
- “La oposición tiene mucho para pensar también. Es una lástima que no hagamos un proyecto de país juntos. En Chile gobernó una coalición 20 años. Viví en Italia cuatro años y gobernaba una coalición, después del fascismo, una etapa durísima. Eran 17 partidos. Nos falta amor por la Nación, que por ejemplo lo tiene Chile. Yo nunca quise obtener la ciudadanía italiana porque me parecía una falta de amor a la Patria. Por eso creo que hay que brindar una educación cívica bien dada a los niños. Tengo esperanzas, porque en Argentina hay buena gente, todos los climas y recursos.”.
- Hay sectores que quieren que el católico deje de ser culto oficial y que el Estado deje de mantener a la Iglesia. ¿Cómo lo ve?
- “Si hay libertad de culto, entonces que se respete a todas las creencias y que haya apoyo para todos. No obstante, acá hay una cuestión histórica. Hay derechos de minorías pero también de mayorías. No quiero defender ninguna cosa corporativa ni de interés, pero el país nació con lo católico. Ha habido una larga trayectoria, tenemos al cura Brochero, un santo, que se jugó por el país. Pero en un mundo de libertades y pluralista, se tiene que lograr que las cosas se den en partes iguales.”
- ¿Está al tanto del desprendimiento estatal de Plaza Ocampo a cambio de un Parque Deportivo entre otras obras?
- “No, muy por arriba. No me gusta opinar sin conocer en profundidad. Pero pienso que la ciudadanía tiene que dar su opinión por lo que significa esa plaza.”
- ¿Qué mirada tiene del 7D y de la guerra con Clarín?
- “Estoy de acuerdo con que se eliminen todos los monopolios, lo que no estoy de acuerdo es que se haga eso para hacer otro oficialista y de eso no tengo la seguridad. Hacía falta una Ley de Medios, que tiene apartados necesarios y por la cual se trabajó muchos años. No es una improvisación. Hay que procurar que sea justa. En una sociedad democrática, los medios son esenciales y el derecho a saber es fundamental. Deseo entonces que sea equitativa. En los canales oficialistas también tiene que hablar la oposición. Debemos respetar al Estado, tenemos que madurar. Hoy parece que hay que escuchar a unos y después a otros para sacar conclusiones propias, porque son extremos: unos muestran todo lo malo y otros todo lo bueno. Yo veo 6,7,8 pero también luego quiero escuchar otra cosa. Si uno está con un solo medio crea un país virtual.”
A Rovai le desagrada que se caricaturice a la presidenta Cristina Fernández.
“No se puede caricaturizarla, no se la puede vituperar. Para mí son instituciones sagradas. Recuerdo que no me gustaba Tato Bores. La política no es inocente en la distribución de bienes, en la justicia, entonces no podemos reírnos con realidades que hacen sufrir. Siempre disentí con el humor político.”
Rovai se extendió en sus apreciaciones. Manifestó, en ese contexto, su desacuerdo con las descalificaciones y con las agresiones con términos que, remarcó, son del pasado. “Por qué se recurre a calificativos del pasado, que sabemos lo que nos dolió, no lo entiendo. Eso de decir fascista, Hitler. Son exageraciones y son cosas que han hecho doler mucho a la comunidad”, recalcó en una semana en la que sonó fuerte una declaración de de la Sota en ese sentido.
“Hay en el país una inmadurez que nos abarca a todos. Pareciera que la culpa siempre la tiene el que gobierna, pero ¿quién elige a los gobernantes? De Menem decíamos tal cosa, de de la Rúa que era inútil. Hay una cierta corrupción también en nosotros. Es como si la transgresión no nos molestara, como si hubiese que admirar e imitar a quien corre los límites. Como se dice, la crítica auténtica empieza por casa”, subrayó.
Luego añadió que quiere que “gente buena” esté en la política y que alienta a jóvenes en ese sentido. También hizo hincapié en los problemas cotidianos de la gente. “Si uno tiene una familia con cuatro hijos, hay que darles de comer, vestirlos, mandarlos a la escuela, entonces necesitás plata. Me molesta cuando se dice que se vota con el bolsillo. Se descalifica a los ciudadanos de una manera frívola. Santo Tomás de Aquino decía que antes de ponerse a pensar, hay que tener el estómago lleno. Si no tenés solucionadas las necesidades primarias de la vida, no podés pensar en otras cosas”, advirtió. “Hay postergaciones que vienen de años. Miremos por ejemplo el tema de los jubilados. Mi papá estuvo 30 años en una panadería y su jubilación fue exigua. Esto no viene de ahora”, agregó.
Entrevista: Diego Bengoa
Fotos: Roberto Zayas