Hoy tiene casi 60 años, está desocupado, pero tiene pasado de campeón. Su nombre está asociado a las primeras alegrías que tuvo el boxeo local, a mediados de los 70, cuando comenzaron a surgir distintos valores del gimnasio que dirigía el recordado maestro Alcides Rivera.
Es Carlos Reyes Sosa, aquel que fuera campeón Provincial de las divisiones mosca y gallo, allá por fines de la década del 70, él que peleó con figuras como Santos “Falucho” Laciar, Ramón Balbino Soria, Héctor Patri o el chileno “Motorcito” Miranda.
Este villanovense, nacido el 5 de agosto de 1953, llegó a la Redacción de EL DIARIO con una súplica desesperada “estoy desempleado, no puedo trabajar más, tengo problemas en el ‘zurdo’, tomo cuatro pastillas distintas por día, no veo con un ojo, producto de sufrir cataratas, y no puedo laburar más. Necesito que alguien me dé una mano”.
“Yo entrené durante años, fue el primer boxeador local que trajo un título”, cuenta Carlos Reyes Sosa. “Meses después que yo fuera campeón, consiguieron otros títulos el ‘Tuchi’ Guevara y Hugo ‘Pelado’ Quartapelle. Yo fui un deportista conocido, que muchos seguían, y hoy necesito que me den una mano”, reclamó.
Luego de dejar el boxeo, “comencé a trabajar en distintos frigoríficos, trabajé en tres. Era trabajo insalubre, como otros trabajos, por tener que entrar y salir de las cámaras que trabajan con bajas temperaturas. Me terminé enfermando también por ese tipo de trabajo. Yo cumplí en ellos diferentes tareas, aprendí a hacer de todo, fui atador, desarmador, también cocinaba, hacía salamines, salame, milán, entre otras cosas. Después trabajé en algunas carnicerías”, relata el veterano ex boxeador.
“Mi situación es complicada”
“A partir de que cumplí los 50 años no pude laburar más, por el tema de mi salud. Me zumban los oídos, soy hipertenso, tengo un problema de salud y no me puedo jubilar por la edad. Ahora hago ‘changas’, cada tanto, pero no me alcanza. Encima esperaba jubilarme, pero se modificó el sistema jubilatorio, que extendió la edad a 65 y tampoco puedo jubilarme hasta esa edad”, contó Carlos Reyes Sosa.
“Mi situación es complicada. Vivo en una casa, en la calle Comercio 1431 en Villa Nueva, con mi esposa de toda la vida, mi hijo menor y otro varón, que está con su mujer y seis pibes que van todos a la escuela. Tomo cuatro pastillas por día, que me las dan en el Hospitalito de Villa Nueva. Necesito que me den una mano, que me ayuden”, dijo el ex campeón provincial.
“Tuve cinco hijos (tres mujeres y dos varones). Del boxeo sólo me quedaron recuerdos y algunos recortes de diarios. Muchos de los que organizaban boxeo en esos tiempos se llenaron de guita, el Salón de los Deportes se llenaba cuando yo peleaba. Nací pobre, y uno muchas veces es ignorante de muchas cosas. Lo poco que ganaba lo tiraba todo, y además hubo gente que se aprovechó. Cuando uno es famoso se le acercan las mujeres, y otros que se aprovechan de uno. Yo vivía en el que era el Hotel Plaza y sólo me dedicaba a boxear. Después me casé y tuve mi primera hija y empecé a trabajar en un frigorífico”, relató Sosa.
“Por los golpes perdí, prácticamente, un ojo, tengo cataratas en el ojo izquierdo y veo muy poco, casi nada. Recién me van a operar cuando tenga 65 años, me dicen. He hablado con varios abogados y otra gente, y me dicen que me podría jubilar, pero tengo que pagar para empezar un trámite de una pensión y luego que me lo van descontando de a poco, mes a mes, durante varios meses, pero no tengo un mango para hacer nada. Me dicen que tengo que pagar 170 pesos para empezar a recibir una pensión, y luego 50 por mes, pero no tengo plata para empezar nada”, cuenta.
Consultado si visitó alguna oficina de la ANSES o habló con algún político para que le dé una ayuda, el veterano ex boxeador dice: “Soy una persona grande, no me gusta mucho molestar, nunca fui a la ANSES para consultar si por mi problema de salud pueden jubilarme”.
“Vivo gracias a mi mujer, que es empleada doméstica. Ella es lo más grande que tengo. Mi hijo más chico tiene 22 años pero tampoco tiene laburo. Yo cada tanto hago una changuita, tapizando alguna silla de algún vecino, pero nada más. Hablé con varios políticos, entre ellos Guillermo Cavagnero pidiendo aunque sea una pensión, o al menos para que me ayuden. Yo representé a la ciudad de Villa María y a Villa Nueva, viví en las dos ciudades, fui un deportista conocido”, señaló.
“Estaba en mi casa y pensé que si ustedes me ayudaban a difundir mi situación, alguien podría darme una mano. Yo fui un histórico del boxeo, fui el primer campeón de boxeo que tuvo las dos ciudades. Tal vez algún día me reconozcan y le ponen mi nombre a un gimnasio o a una calle, pero hoy sólo pido que me den una mano”, señaló.
Su trayectoria
Carlos Reyes Sosa, logró dos títulos provinciales: Mosca y Gallo (en esos años no se había creado la división Supermosca). “Al primer título lo gané en Carlos Paz, ante Rubén Pasero (21 de mayo de 1977) y lo perdí ante Santos ‘Falucho’ Laciar, en el Salón de los Deportes (9 de setiembre de 1977), luego hice varias peleas con varios boxeadores muy conocidos en esos tiempos (nuevamente combate con Laciar, Ramón Balbino Soria, Héctor Luis Patri, Julio César Saba, entre otros). Combatí en muchos lugares del país: Buenos Aires, San Juan, La Rioja, Rosario, Posadas, Tucumán, Chilecito y también en Chile, ante Jaime ‘Motorcito’ Miranda”, relata el villanovense.
Estuvo segundo en el ranking argentino y sexto en el Sudamericano, en tiempos que había más boxeadores que hoy, donde la actividad era intensa durante todos los fines de semana en todas las provincias y donde el nivel era muy alto.
“Luego, en Córdoba, gané el título provincial Gallo (a Adrián Román, el 22 de agosto de 1980) y al poco tiempo me descubren el problema de un ojo, el izquierdo, parece que producto de los golpes que recibí boxeando. Hoy no veo casi nada de ese ojo.”
El modesto campeón, de pocas palabras y de aspecto humilde se despidió con una expresión de esperanza: “Espero que cuando aparezca esta nota, algún político se acerque a mi casa y me ayude para poder recibir una pensión o me pueda jubilar. Sólo pido que me den una mano”.