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Cruce. Hugo Yocca hace lo posible para frenarle el paso a Córdoba. Más allá de la caída con Desamparados, el futuro de Alumni presenta muchas incógnitas |
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Escribe: Juan Manuel Gorno
La derrota que sufrió Alumni el domingo, en San Juan, significó un cierre de semana preocupante bajo el sol fortinero y, al mismo tiempo, comenzó a mostrar mayores nubarrones para el futuro que hace cada vez más peligrosa su estadía en el torneo Argentino A.
Perder contra Sportivo Desamparados no supone llamar al drama profundo porque, visto desde una realidad de planteles y objetivos, está dentro de la lógica. Y encima se perdió ajustadamente, con esfuerzo y esperanza hasta el minuto final como para llevarse algo.
El caso es que la caída se dio bajo los elementos de siempre, esos que molestan porque parecen no tener solución: distracciones en jugadas puntuales y poca practicidad para lastimar arriba, más allá de que nunca hay que quitarle mérito al rival que, en este caso, se trató de un conjunto elogiable por la calidad de algunos de sus jugadores.
Lo concreto es que esas falencias de Alumni se sostienen y resultan difíciles de borrar porque todo se trata de un problema de jerarquía, algo que el equipo villamariense perdió hace tiempo por la poca convicción dirigencial para armar planteles un poco más competitivos.
Si bien es cierto que algunos jugadores no rindieron el domingo lo que deberían hacerlo, tales son los casos de los delanteros (Alexander Lucero y Víctor Rena), está visto que si los de arriba no convierten, los otros tampoco. De hecho, no tiene Alumni un Luciano Córdoba en el medio que llegue al gol y pueda suplir la imprecisión de sus compañeros de ataque. Y quienes están para jugar en el medio tampoco alcanzan a pisar el área con frecuencia como para “hacerse amigo de la red”.
El entrenador Mauricio Magistretti sabe de esto, por eso su trabajo diario se diluye con los resultados cuando la pelota empieza a correr y las diferencias en la calidad técnica parecen imposibles de disimular. Y por eso el propio mendocino salió a remarcar, luego del partido contra Racing de Córdoba, que si la directiva del club no piensa en objetivos más importantes, su continuidad estará en duda cuando termine el año.
No obstante, da la impresión de que los dirigentes, orgullosos del predio nuevo que se edifica para el futuro (el cual también se destacó por estas páginas), hacen la vista gorda a este panorama preocupante. De hecho, luego del ultimátum del DT, los jugadores tuvieron que hacer un “mini” paro para cobrar algo de octubre que le debían y, en la misma semana, el defensor Darío Medina (un titular en este equipo) se fue “para no seguir renegando”, según se comentó.
Es cierto que no es Alumni la única institución que le paga tarde a sus jugadores, pero el problema es que todo nace de una falta de compromiso desde lo futbolístico para que, a través de los resultados, se puedan conseguir más sponsors y se alcance a seducir a la ciudadanía villamariense para que apoye una buena propuesta.
Jugar para perder no sirve, pero desde hace rato resulta que Alumni parece destinado a eso, peleando en zonas bajas para hacer sufrir a su gente y codearse con el peligro del descenso. Encima esa postura tampoco sirvió para sacar una figura de las inferiores cuando, más allá de algunas apariciones interesantes, ninguno de los pibes hoy puede considerarse estrella, más allá del esfuerzo inclaudicable que hacen.
En ese contexto, habrá que ver si la dirigencia “se pone las pilas” para lo que viene, que no será otra cosa que no engrosar la deuda con el plantel y no dejar que ese plantel quede diezmado. De hecho, luego del partido en San Juan, dos figuras del equipo como el arquero Julio Chiarini y el mediocampista Ariel Quiroga, coincidieron con Magistretti en asegurar que si desde la comisión no hay un cambio de mentalidad, será difícil que permanezcan en el equipo para el Clausura. Y encima no son los únicos que piensan eso.
Así, mientras Medina se prepara para jugar en Desamparados de San Juan (es decir, un titular de Alumni será rival en poco tiempo) y no hay grandes nombres que suenen como refuerzos por Villa María, vale exponer un panorama preocupante.
Si no apoya la ciudad ni el Gobierno, y si las empresas ya claudicaron como sponsors, el dirigente tendrá que mostrar que, aún en las difíciles, sabe salir a flote, si no habrá conspirado contra los sueños históricos del pueblo de Alumni, que no son ni más ni menos que hacer grande al equipo desde el fútbol, por ser un club que históricamente vivió de la pelota.
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